Los presidentes del Consejo General de Enfermería (CGE), Florentino Pérez Raya, y del Sindicato de Enfermería (SATSE), Manuel Cascos, se han dirigido por escrito a la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Carmen Montón, para pedirle que, “de manera conjunta con las comunidades autónomas, frene el intento de la autodenominada farmacia comunitaria de privatizar la atención sanitaria y usurpar funciones asistenciales que legalmente no le corresponden por un mero interés de lucro empresarial”.
En su carta, los representantes de la Mesa de la Profesión Enfermera indican a la ministra de Sanidad que tanto el Consejo General de Farmacéuticos como otras instituciones del ámbito farmacéutico “están promoviendo desde hace tiempo acciones que buscan sin reparo la privatización encubierta de servicios asistenciales que ya se realizan en Atención Primaria y que conllevan la usurpación de funciones propias de las enfermeras y enfermeros y de otras profesiones sanitarias”.
En concreto, desde la organización se alude a actividades asistenciales en materia de seguimiento de enfermos crónicos, cribado de pacientes en diferentes patologías o visitas domiciliarias y revisión de botiquines. Asimismo, añade, “desde el Consejo General de Farmacéuticos se pretende disponer de una zona de atención personalizada en las oficinas de farmacia, tener acceso a la historia clínica de los pacientes, o incluso llegar a vacunar; y todo ello, con un claro interés de lucro, puesto que por los referidos servicios pretenden cobrar, ya sea directamente al paciente o a las diferentes CCAA a través de conciertos con la Sanidad pública”.
Los representantes de la Mesa de la Profesión Enfermera recalcan que las actuaciones asistenciales previstas por los farmacéuticos supondrían, al amparo de la normativa vigente, “una invasión de competencias y, al mismo tiempo, un claro ejemplo de intrusismo profesional, ya que las labores asistenciales de educación sanitaria y promoción de la salud en los temas de adherencia terapéutica, seguimiento, cuidados del paciente y cribado sanitario son competencia de las enfermeras, enfermeros y médicos, y ya las vienen realizando dentro de su actividad laboral en la Sanidad”.
A juicio de entidad, el farmacéutico “no es el profesional competente en materia de cuidados integrales del paciente, y la oficina de farmacia, como establecimiento privado comercial que es, no representa en modo alguno un lugar adecuado para realizar las actividades asistenciales que pretenden llevar a cabo cobrando por ello”.
“Es evidente que los farmacéuticos están proponiendo un cambio en el modelo farmacéutico español, pero de ser así, quizás habría que plantearse otras cuestiones relativas a los privilegios con los que cuentan en el actual modelo. En concreto, nos cuestionamos si no sería oportuno que cualquier profesional sanitario o empresario pudiese ser titular de una oficina de farmacia, eliminándose así el actual binomio de titularidad/propiedad, es decir, que el titular y el dueño de una farmacia tenga que ser un farmacéutico”, apuntan.
Rechazo de los pacientes
Por otro lado, la Mesa de la Profesión Enfermera alude a un estudio realizado recientemente con pacientes “en el que se pone de manifiesto que el 90% cree que su control deben llevarlo a cabo sólo los profesionales de Enfermería y los médicos”. Asimismo, “no se muestran partidarios de que la Sanidad pública pague los servicios propuestos por los farmacéuticos, afirmando que sería mucho mejor contar con más enfermeras y enfermeros”.
Por último, desde la organización se insiste en que la profesión enfermera constituye “una fuerza clave en la mejora de la adherencia terapéutica y en la atención a los pacientes crónicos y sociosanitarios”, apuntando que la misión de la enfermera de Familia y Comunitaria “es la participación profesional proactiva en el cuidado compartido de la salud de las personas, familias y las comunidades a lo largo de toda su vida en aspectos diferentes, como la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad o la recuperación y rehabilitación”.
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