Carlos, de Cruz Roja Juventud, modera en un colegio la campaña de Prevención de Conductas Violentas. Detrás de él, desde una pantalla, Marta, que es es especialista en Psicología Infantil, resolverá las dudas de los alumnos. Anabel reside actualmente en Ceuta, y dedica dos horas a la semana a mantener vivo en el Facebook el proyecto VIH-Sida de Cruz Roja Salamanca. Rubén tuvo un accidente de tráfico y vive en un Centro de Recuperación de Personas con Discapacidad, donde estudia Informática. Desde allí se conecta para contar historias con moraleja a los niños y niñas del centro infantil de la institución. Todos ellos son voluntarios virtuales. Gracias a las nuevas tecnologías, están muy presentes en la actividad de la organización, aunque lo hagan desde la distancia.
Al desarrollar sus campañas de captación de socios y voluntarios, Cruz Roja Salamanca había detectado que había personas muy interesadas en incorporarse a la institución, pero que tenían algunos condicionantes que se lo impedían. Algunos no residían cerca de una sede de la entidad; otros mostraban “una gran motivación hacia la participación social”, pero tenían dificultades para canalizarla por alguna discapacidad física o sensorial; había quienes, por cuestiones familiares o laborales, no podían implicarse en acciones con días y horarios fijos… Incluso se daban casos de personas que habían sido voluntarias de Cruz Roja y que, aunque tenían que cambiar de ciudad o país, querían seguir vinculadas a la organización.
Para dar respuesta a estas realidades y vehicular la participación de estas personas, los responsables de Cruz Roja Salamanca plantearon una iniciativa novedosa que permitiera su colaboración, y así nació el programa de Voluntariado Virtual, un proyecto que se presentó a una convocatoria de ayudas de la Obra Social La Caixa y cuyos cimientos se colocaron el pasado año. “Fue necesario un tiempo de trabajo interno, para determinar las herramientas, las técnicas, las formas de incorporar a estos voluntarios a la institución, para definir cuáles podrían ser sus actividades para que puedan contribuir al desarrollo de los programas que tenemos…”, explica Emilio Macías, director provincial de Voluntariado de Cruz Roja Salamanca, quien destaca el importante matiz con el que han querido impregnar esta idea para diferenciarla de otras experiencias similares: “No queríamos que fuera un voluntariado on line basado en un modelo de microtareas. Es decir, no se trata de favorecer la participación espontánea de una persona en una entidad para una tarea concreta y ya, sino que lo que nosotros planteamos es que el voluntario virtual sea un miembro de la organización, que se identifique con ella, que se integre en el equipo y asista a sus reuniones, aunque sea a través del ordenador, y que tenga los mismos derechos y deberes, por decirlo de alguna forma, que el voluntario presencial. La única diferencia sería que él realiza su actividad a través de internet”.
En este sentido, el responsable de Voluntariado de la institución salmantina aporta ejemplos de esa especie de simbiosis. “Puede haber personas que apoyen los análisis del entorno en el que trabajan las asambleas comarcales de Cruz Roja a través de la búsqueda de datos, estadísticas sobre asociacionismo, empleo, población… Juntando al equipo presencial y virtual, podemos tener analizada la realidad en la que nos movemos para dar respuesta a necesidades concretas”, resalta.
También es posible una acción más directa. “Nosotros tenemos el proyecto Koala, que está dirigido a los usuarios de nuestros centros infantiles. Cuando hay un día laborable, pero no lectivo, los niños pueden ir al centro con sus hermanos y participar en diversas actividades. Una de las que hemos hecho es un recorrido por distintos países, en la que algunos voluntarios on line prepararon una presentación sobre cómo es su ciudad”, comenta Emilio Macías. Y es que en estos momentos Cruz Roja Salamanca cuenta con colaboradores virtuales en 13 países diferentes.
Entrevistas por Skype
Lo cierto es que la iniciativa que puso en marcha la entidad el pasado año está registrando una acogida más que positiva. El lanzamiento oficial tuvo lugar hace ahora un año, y en un par de meses se recibieron más de 230 solicitudes de cibervoluntariado. “En la actualidad tenemos a unas 110 personas realizando su actividad o en proceso de incorporación”, indica. Un proceso que, por cierto, también se desarrolla en su totalidad a través de las nuevas tecnologías, a través del correo electrónico y tres entrevistas por Skype. Hasta la formación es on line. “Nosotros ofrecemos una formación básica institucional (FBI), para situar al voluntario dentro de los objetivos de la institución, nuestra cartera de proyectos, los principios de Cruz Roja, nuestra forma de trabajar… Luego, cuando deciden la actividad que quieren desarrollar, también se les proporciona una formación básica. En ningún momento se exige presencialidad“, asegura Macías.
En cuanto a las acciones que se pueden desarrollar como cibervoluntario, son múltiples, en función del perfil de cada uno -en estos momentos la institución cuenta con colaboradores on line de entre 20 y 69 años-, y de sus conocimientos y aptitudes: traducción de documentos y materiales, investigación y búsqueda de información sobre temas concretos, elaboración de programas formativos y recursos didácticos, dinamización de foros de internet, asesoramiento especializado, redacción de artículos, apoyo a la enseñanza del castellano, búsqueda de subvenciones y recursos, elaboración de blogs…
Las opciones son numerosas en este programa pionero en España que Cruz Roja Salamanca ha comenzado a exportar. “La perspectiva de futuro es seguir desarrollando el proyecto aquí, pero tmbién apoyar que esta modalidad de participación siga extendiéndose al resto de oficinas territoriales”, avanza el director provincial de Voluntariado, quien recuerda que, en todo caso, éste es “un modelo de participación complementario, nunca sustitutivo del voluntariado presencial”. En definitiva, una vía más para que siga creciendo ese gran tronco de la organización humanitaria, formado por cerca de 2.500 personas movidas por un afán desinteresado de ayudar.
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