La traducción científica es uno de los tipos de traducción más desafiantes. Su alto nivel de dificultad radica en el léxico y la gramática específicas del área, además de en el hecho de evitar los riesgos que podrían acarrear cualquier error. Por todo ello, no cualquier traductor está capacitado para ello.
¿Qué es la traducción científica?
Antes de continuar, vale la pena precisar qué es exactamente la traducción científica, para entender el nivel de especialización necesario. Esta es una rama de la traducción técnica, aquella enfocada en la interpretación de textos complejos que engloban contenido académico. Esto implica que el traductor encargado debe tener conocimientos del área del que habla el texto.
Se encarga de campos como medicina, farmacia, química y biología y surge de la necesidad de interpretar de la forma correcta terminología concreta de cada área, lo que implica que el traductor tiene que estar formado en las materias solicitadas en un servicio de estas características. En este tipo de traducción no hay espacio para la interpretación por parte del lector. Las traducciones deben ser rigurosas.
¿Cuándo es necesario un especialista en traducción científica?
En el caso de la traducción científica, tener a un profesional especializado es más una necesidad que una ventaja en sí misma. Esta rama es necesaria para la transmisión del conocimiento, y que este no se quede estancado en un solo idioma. En el peor de los casos, una mala traducción podría implicar una deformación en los conocimientos del consumidor.
Numerosas instituciones profesionales dedicadas a la investigación buscan internacionalizar sus negocios, lo que implica traducir sus textos al idioma del país de destino. Este caso se ha vuelto común con la tendencia que tienen las empresas de formar lazos en el extranjero y de expandirse hacia mercados internacionales.
Teniendo esto en cuenta, podemos mencionar algunos casos más concretos en los que puede ser más útil la traducción científica:
– La traducción de artículos científicos para revistas.
– La colaboración entre profesionales de diferentes países.
– La realización de tesis de doctorado o de un tema para el que necesites recurrir a textos en otro idioma.
– Para el lanzamiento de un producto, con la intención de comunicar a los medios los avances realizados o las conclusiones de un congreso.
– Elaboración de informes en administraciones públicas. Las diferentes administraciones tienen el deber de hacer publicaciones sobre sus actividades. El traductor se va a encargar de realizar el estudio o resúmenes para realizar un dossier, por ejemplo.
Lo que tienen en común estos casos es que son tareas sumamente específicas. Por ello precisamente es por lo que se necesita un profesional o un equipo especializado en traducción científica, capaz de trasladas los textos de la lengua de origen a una lengua destino.
¿Puede un traductor sin formación adicional enfrentarse a estos textos?
Si bien un traductor no especializado podría hacer un trabajo decente, lo cierto es que el resultado estaría bastante lejos de lo que se necesita. Aún así, se encontraría con trabas a la hora de interpretar la terminología científica si no tiene los conocimientos mínimos de la materia.
La traducción siempre está sujeta al entendimiento del traductor, el cual siempre va a estar limitado por su formación. El profesional tiene que conocer sobre el tema que está traduciendo para que su comprensión sea precisa. Haberse formado en la materia a traducir estira los límites de sus conocimientos, y abre la posibilidad de una traducción más rica y exacta. Por tanto, es sumamente importante apostar por un traductor especializado.
Los errores y retos en las traducciones científicas
El profesional no especializado va a tender a cometer más errores que uno enfocado exclusivamente en esta rama. Si bien el especialista no está exento de ellos, es más posible que ocurra en el otro caso. Dentro de esto, podemos encontrar:
– Errores de sintaxis, que ocurren en la traducción automática. Es algo que no debería ocurrir nunca, pero es más fácil caer en la mala práctica de traducir de forma automática si no se tienen los suficientes conocimientos.
– Traducciones literales. Es habitual si no se entiende el contenido por el simple hecho de no saber a qué se refiere exactamente un término en concreto. Saber sobre el tema ayuda a entender el contexto, manejar la terminología necesaria y encontrar las palabras adecuadas para traducirla.
Más allá de los posibles errores que puedan dar al traste en los esfuerzos por traducir textos científicos, por otro lado, también podemos hablar sobre los retos a los que se enfrentan los profesionales de este ámbito para una correcta traducción de los escritos científicos:
– Emplear la terminología adecuada. Es el mayor reto que tienen los traductores científicos, y se hace con el objetivo de que no se pierda el sentido. En muchos idiomas no hay equivalentes de todas las palabras técnicas, por lo que el traductor deberá hacer una adaptación adecuada para estos casos.
– Actualizar según avance el conocimiento. Los científicos están en la obligación moral y profesional de actualizar sus conocimientos constantemente. La divulgación científica necesita de traductores especializados actualizados en materias concretas, lo que les permitirá no solo ser más eficientes en su labor, sino más rigurosos.
– Cuidar al máximo la comprensión del texto. A diferencia de textos menos especializados, la comprensión por parte del lector tiene que ser precisa. Para ello, el traductor debe saber interpretar con precisión lo que está leyendo y traducirlo de forma apropiada para que no se pierda información.
Considerando todo esto, parece claro que la figura del traductor especializado en traducción científica es fundamental a la hora de trabajar en este campo en un mundo globalizado como el actual.
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