La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha impulsado una estrategia para evitar contagios de coronavirus en pacientes hematológicos, para lo cual ha puesto en marcha un proyecto piloto que se desarrolla “con gran éxito” en el Hospital Universitario de Salamanca y que está basado en el establecimiento de rutas asistenciales y protocolos específicos.
Así lo ha explicado el Dr. Ramón García Sanz, presidente de la SEHH y jefe del laboratorio de Histocompatibilidad y Biología Molecular del Servicio de Hematología y Hemoterapia del complejo asistencial salmantino, quien ha apuntado que ninguna otra pandemia “ha tenido tanta capacidad de expansión” como la de la COVID-19.
En ella, ha indicado, “los profesionales sanitarios nos hemos tenido que enfrentar a una gran falta de información, que hemos tenido que recabar nosotros mismos en el marco de nuestras sociedades científicas y grupos cooperativos”. Fruto de esta labor, los hematólogos españoles cuentan con, al menos, siete estudios que detallan los efectos de la epidemia en los pacientes con enfermedades de la sangre, “y tres de ellos ya han sido publicados en revistas internacionales”. Estos estudios y registros “tienen más pacientes que ningún otro trabajo que se haya hecho fuera de nuestro país, y muestran una mortalidad de uno de cada tres pacientes hematológicos con COVID-19, la mayoría de ellos con cáncer de la sangre”, según ha destacado el especialista en el marco de la V Jornada de Divulgación HematoAvanza, organizada por la SEHH con el aval de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) y el apoyo de AbbVie, Gilead, GSK y Novartis.
Durante el encuentro, cuatro reconocidos hematólogos han puesto sus conocimientos a disposición de los ciudadanos con el objetivo de hacer más comprensible la vertiente hematológica de la actual crisis sanitaria, durante la cual se han hecho significativas aportaciones desde la hematología. Los trastornos de coagulación y el empleo de anticoagulantes en su tratamiento; la investigación en terapia celular, liderada por el uso de plasma de enfermos convalecientes y las células mesenquimales, y la similitud entre el síndrome agudo respiratorio severo y el síndrome de liberación de citocinas de la terapia CAR-T son algunos de los aspectos “que más han dado que hablar dentro de la especialidad desde que comenzara la pandemia. Pero también son importantes los daños colaterales de esta crisis sanitaria en los pacientes hematológicos, como se recuerda desde la sociedad científica.
¿Cómo ha afectado la pandemia a los pacientes con cáncer hematológico?
El Dr. José Luis Piñana, coordinador de Complicaciones Infecciosas y No Infecciosas del Grupo Español de Trasplante Hematopoyético (GETH) y hematólogo del Hospital Clínico Universitario de Valencia, ha explicado cómo el paciente con cáncer de la sangre es de los más vulnerables frente a la COVID-19, en base a los datos del estudio Risk factors and outcome of COVID-19 in patients with hematological malignancies, publicado en Experimental Hematology & Oncology y coordinado por este experto.
“La mortalidad global en estos pacientes se ha situado en torno al 30%, y baja hasta el 18% en receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH)”, afirma. La edad, la enfermedad descontrolada, una puntuación 3-4 en la escala ECOG (Eastern Cooperative Oncology Group), la neutropenia (número anormalmente bajo de neutrófilos en la sangre) y PCR > 20 mg/dL son factores pronósticos de mortalidad.
Además, la COVID-19 “ha tenido un gran impacto en la actividad asistencial de los equipos de TPH y de terapia CAR-T, con una reducción importante de la actividad durante los peores meses (marzo, abril y mayo), recuperada en época estival”. Así, por ejemplo, el alo-TPH de donante no emparentado “se llegó a reducir hasta en un 50% con respecto al mismo periodo de 2019”, según el especialista.
Terapia con plasma de personas convalecientes
Por su parte, la Dra. Cristina Arbona, directora del Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana y vocal de la SEHH, ha asegurado que el tratamiento de la COVID-19 con plasma de pacientes convalecientes es seguro. “Es posible que el beneficio sea limitado cuando la enfermedad está evolucionada, pero parece mucho más efectivo en la enfermedad moderada y en fases más precoces, y también en pacientes inmunosuprimidos”, explica. “Para poder obtener resultados que sean fiables, es preciso administrar plasma de sujetos que tengan títulos elevados de anticuerpos”, añade.
Los criterios para donar plasma de convalecientes están publicados por el Ministerio de Sanidad: “Basta con haber presentado síntomas clínicos de la COVID-19 y tener anticuerpos presentes en el plasma, habiendo pasado 28 días sin síntomas o 14 si se dispone de una PCR negativa, pero también se deben cumplir todos los criterios tradicionales de la donación de sangre y de plasma (edad, peso, presencia de determinadas enfermedades, etc.)”.
Uso de anticoagulantes en la COVID-19 y manejo del paciente anticoagulado
Mientras, Vicente Vicente, jefe del Servicio de Hemato-Oncología del Hospital General Universitario Morales Meseguer (Murcia) y director del Centro de Hemodonación de la Región de Murcia, ha destacado la elaboración y puesta en marcha de guías para la profilaxis y tratamiento de las complicaciones tromboembólicas en pacientes con la COVID-19. “Hay una veintena de estudios clínicos en marcha buscando mejorar la elección de fármaco, dosis y duración del tratamiento para cada fase de la enfermedad”, explica.
También se esperan resultados “de los estudios sobre el mecanismo fisiopatológico de instauración de la trombosis (inmunotrombosis)”. Con respecto al manejo de los pacientes anticoagulados durante la pandemia, el experto se ha referido al “establecimiento de diferentes estrategias, como el portal del paciente o las interconsultas no presenciales, para mantener su control con seguridad y eficacia”. Los hematólogos “hemos luchado por flexibilizar y facilitar la indicación de anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) en pacientes con fibrilación auricular y seguiremos concienciando sobre la importancia de no iniciar o retrasar la terapia anticoagulante y su control, ya que puede llevar a complicaciones tromboembólicas muy serias”, concluye.
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