El resultado ofrece un aspecto natural y un grado de satisfacción imposible de conseguir con otros tratamientos faciales, como rellenos, radiofrecuencia e hilos.
El procedimiento para aplicar toxina botulínica es muy sencillo, ya que no requiere anestesia, pruebas alérgicas ni ningún tipo de preparación previa y, además, se puede realizar en cualquier época del año. Antes del tratamiento debe realizarse una historia clínica completa para descartar posibles contraindicaciones.
La toxina botulínica se coloca mediante pequeñas infiltraciones con una aguja muy fina en determinados puntos musculares, en los que el paciente notará como un ligero escozor. La sesión durará entre 15 y 20 minutos. Después del tratamiento, el paciente puede seguir con su vida normal, aunque durante las primeras seis horas debe evitar tocar el área de inyección o realizar movimientos bruscos, practicar deporte o meterse en la sauna, ya que estas acciones pueden provocar la difusión de la toxina.
El resultado no es inmediato, como ocurre con otros tratamientos faciales médico-estéticos, sino que aparece paulatinamente, por lo general, a partir del cuarto día. El efecto total aparecerá entre los 10 y los 15 días. Poco a poco, el aspecto irá mejorando y quienes ven habitualmente al paciente le comentarán que está más guapo, sin saber exactamente por qué. El efecto dura aproximadamente entre cuatro y cinco meses, aunque en algunos pacientes los resultados se pueden alargar hasta los seis meses. A medida que se acumulan sesiones, los efectos son más duraderos. Se recomienda realizar dos o tres sesiones al año, según cada paciente en particular, para mantener los resultados.
En cuanto a los efectos secundarios, son muy raros. Es un procedimiento que, realizado por profesionales especializados, no conlleva riesgo alguno. El más frecuente es la aparición ocasional de algún hematoma que se puede disimular fácilmente con un corrector o con maquillaje y que desaparece en el transcurso de unos días.
Hace años era frecuente un resultado poco natural, con aspecto de cara congelada o inexpresiva, que llevó a los comentarios tan negativos que durante un tiempo circularon sobre la toxina botulínica. Hoy en día, la técnica se ha modificado y se utilizan dosis menores, de forma que se consigue atenuar o incluso hacer desaparecer las arrugas de expresión sin perder en ningún momento la naturalidad. Es un tratamiento que apenas tiene contraindicaciones. No se recomienda en el embarazo (aunque no hay estudios científicos), en determinadas enfermedades neuromusculares ni en personas que toman determinados medicamentos.
Respecto a los mitos, no es cierto que después de que el efecto desaparezca las arrugas se noten más. Todo lo contrario: el uso repetido de la toxina hace que la piel deje de contraerse, al no realizar esos gestos habituales que provocaban las arrugas de expresión, por lo que, a la larga, éstas se atenúan ostensiblemente.
Tampoco puede existir sobredosis en el tratamiento estético con toxina. Es imposible la sobredosis. La dosis máxima en una sesión nunca es superior a entre 50 y 60 unidades, y la dosis que se considera peligrosa es a partir de 2.500 unidades. De hecho, en Neurología se llegan a utilizar entre 500 y 800 unidades por sesión para tratar determinados problemas neuromusculares.
Ocurre lo mismo con la posibilidad de sufrir una parálisis permanente del músculo. No se puede provocar la parálisis permanente del músculo, porque la toxina se metaboliza totalmente a los cuatro meses, el músculo vuelve a tener movilidad y las líneas de expresión aparecerán de nuevo, pero más atenuadas. ¿Y existe riesgo de acumulación en el organismo? Totalmente falso. Hay pacientes en Neurología que se tratan cada tres meses con 600 unidades. Además, la toxina se elimina por vía hepática y renal, por lo que no hay posibilidad de acumulación.
Para concluir, el tratamiento con toxina botulínica es el procedimiento ideal para hacer desaparecer esas líneas de expresión que aparecen en el entrecejo o en el área periocular (patas de gallo). Es un tratamiento rápido, sencillo y seguro que rejuvenece y consigue un aspecto espectacular, pero muy natural.
* La doctora Eva Hidalgo González es especialista en Medicina Estética y miembro de Saluspot
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