Según La Gaceta Regional, el Complejo Asistencial de Salamanca es uno de los centros sanitarios españoles con mayor estancia media hospitalaria. Traducido al lenguaje común, esto significa que un paciente ingresado allí tarda en obtener el alta 7,5 días aproximadamante, una cifra que contrasta con los 6,68 de la media española de 2013. Todo un récord, igualado por el resto de Castilla y León, y solamente superado por Castilla-La Mancha, Galicia, Canarias y Asturias.
No me cabe duda de que a muchas personas mal informadas estos datos les pueden parecer positivos. Se trataría -según ellos- de hospitales regidos por “médicos con conciencia”, que no apresuran las altas para ahorrar, que los mantienen ingresados hasta que están “curados del todo”. Nada más falso, una larga estancia indica, sencillamente, que un centro tarda demasiado en curar a sus pacientes, o sea que es un centro ineficiente. Al menos así lo teorizan los expertos en gestión hospitalaria.
Aparte de las consideraciones que tienen que ver con la eficiencia, la eficacia, el óptimo uso de los recursos disponibles y otros conceptos sobre gestión hospitalaria con los que no voy a aburrir al lector, una prolongada estancia expone al paciente a contraer enfermedades infecciosas, como las llamadas neumonías nosocomiales, que incluso llegan a ser letales para ancianos y enfermos inmunodeprimidos. Traducido al lenguaje de la calle, esto quiere decir que cuanto menos tiempo permanezca ingresada una persona, mejor para el paciente y mejor para el sistema sanitario.
Por esa razón, parece haberse establecido una rivalidad entre hospitales para ver quién tarda menos en restablecer la salud. Una competición en la que Castilla y León en general, y Salamanca en particular, ocupan un lugar muy bajo, ya que en dos años (2011 y 2012) las estancias medias en toda España se han reducido un 10 por ciento, mientras Sacyl solamente las ha disminuido un casi simbólico punto y medio porcentual.
La Cirugía Mayor Ambulatoria
Ente las maneras de abreviar estas permanencias, los responsables de la Sanidad salmantina apuestan por el creciente uso de la moderna Cirugía Mayor Ambulatoria, un conjunto de técnicas menos invasivas que las tradicionales, aplicadas con anestesia local, y que no requieren ingreso en el postoperatorio. Unas técnicas que, a tenor de los resultados obtenidos y el interés mostrado en incrementar su uso, no han debido de utilizarse suficientemente en nuestra ciudad.
Aunque parece que son -en líneas generales- eficaces, no se nos puede dejar de pasar por la cabeza que, a lo peor, corremos el peligro de que alguien abuse de ellas, de que la obsesión por el ahorro lleve a una utilización excesiva que pueda poner en peligro la salud o la vida de los pacientes.
Y, puestos a pensar mal, se puede especular que otro tanto podría ocurrir si se cae en la tentación de excederse en la competencia por el alta rápida, cuyo abuso las convertiría en altas prematuras. Sobre todo, si el sistema presiona en exceso a los profesionales o recompensa económicamente a los médicos que envíen antes a los pacientes a su casa.
Llama también la atención que se atribuya a la larga duración de los ingresos la elevada edad de los pacientes. Quienes conocemos lo que a menudo se mueve entre los bastidores de los hospitales, sabemos que, en ocasiones, se demora el alta de ciertos ancianos cuyos familiares, por razones económicas o laborales, no están en condiciones de atenderles. En estos casos, algunos médicos se sienten obligados a mantenerlos ingresados por motivos sociales.
Estos casos -que son más de los que creemos- tendrían fácil remedio si se dispusiera de hospitales de convalecencia, cuyas camas salen más baratas que en los de corta estancia. La Salamanca anterior a la crisis tenía el de Los Montalvos. Ahora que ya no se usa para ese fin, los ancianos sin recursos esperan en el Clínico a que se les admita en residencias públicas que, pese a tener vacías plantas enteras, ofertan muy pocas plazas. Estoy seguro de que, al final, nos acaba saliendo mucho más caro.
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