En la profesión del musicoterapeuta se contempla el espacio de SUPERVISIÓN como una de las tareas imprescindibles y saludables para su desempeño laboral. A partir de la práctica diaria profesional, el musicoterapeuta se enfrenta con diversos problemas que pueden influenciar o contaminar el proceso terapéutico de su paciente.
Quizás sienta que la metodología que está utilizando ya no sea efectiva, u observe que necesita modificar el tratamiento para obtener mejores resultados. Quizás también sienta que está bloqueado, que no sabe qué hacer ni dónde ir; o necesite contrastar y compartir su trabajo. Es allí cuando debe poner solución y propiciar un lugar donde revisar su accionar musicoterapéutico y lo que le sucede a nivel personal.
La supervisión con la presencia de un agente externo obliga a mantener los criterios éticos y a mejorar la eficacia de la intervención. La ayuda de un supervisor/a favorece el autoconocimiento y brinda estrategias para el autocuidado profesional, entre otros múltiples beneficios.
La supervisión clínica no sólo es el análisis de la práctica profesional, sino también es el aprendizaje, la formación, la reflexión y los estudios de casos. Es un espacio útil que permite, además, revisar las emociones que afloran con el contacto con los pacientes, con sus familiares, con los compañeros de trabajo y entender su posicionamiento cuando las circunstancias no son las que deseamos.
Es un proceso teórico-práctico ligado directamente con el desarrollo de la disciplina y con la investigación, de allí su enorme valor.
Supervisar en musicoterapia es una experiencia enriquecedora de intercambio de opinión, un entrenamiento para afianzar saberes y para adquirir nuevos recursos que doten al musicoterapeuta de mayor seguridad.
Ofrecer supervisión a estos profesionales es una tarea compleja y contextualizada para cada profesional o grupo que la requiera. Para cumplir con el objetivo, el supervisor guiará desde un rol de neutralidad y libertad; además, empleará una metodología estructurada dentro de un encuadre técnico que facilitará la creación de nuevos esquemas de actuación, abordando los miedos, la presión vivida a diario, la incertidumbre, las dudas y preguntas que surjan.
Cabe aclarar que no sólo se supervisa cuando aparecen los problemas, sino que en cualquier momento que se estime oportuno se puede solicitar la presencia un supervisor/a con una frecuencia sostenida en el tiempo que apoye nuestro trabajo, que motive y realice un constante reciclaje de nuestros conocimientos y mejorar nuestra salud.
(INFOGRAFÍA: morguefile.com)
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