Carlos es el residente de primer año de Oncología. Acaba de llegar al servicio y no tiene miedo ni pena.
Sólo dice que le abruma algo la ingente cantidad de trabajo que tenemos, porque aún no sabe suficiente. ¡Qué coincidencia!: es un médico en formación. Pero Carlos va a ser un buen oncólogo, porque le importan los pacientes, no las enfermedades.
Fuimos a ver a Esperanza, diagnosticada apenas dos meses antes de un tumor de la vía biliar metastásico.
Esperanza, como estaba previsto, ha evolucionado mal. Recibió un único ciclo de quimioterapia, pero su oncóloga decidió no poner más: primum non nocere.
Lo aceptaron todos: Esperanza, su marido y su hija, excelente cuidadora, que se llama Mar.
Nos vamos a dedicar a cuidarte. ¿Es lo que necesitas?
Sí.
Vamos entonces, adelante.
Veníamos de visitar a Esperanza, que había ingresado dos días antes en una situación de extrema gravedad que nos había obligado a usar varios fármacos por síntomas intensos e iniciar finalmente una sedación.
Pero no había crispación en esa habitación; había una mujer moribunda y su familia, que nos estaba ayudando a cuidarla. “A veces se lleva la mano a la tripa”, “parece que le duele”…
Cuando el paciente no puede expresar los síntomas, ¡qué sería de nosotros sin la inestimable ayuda de la familia!
Ajustamos dosis de medicación, les acompañamos, dejamos que hablaran… que expresaran sus preocupaciones.
Nos contaron que la familia se había vuelto a unir tras 10 años sin contacto. Fantástico. Esta mujer cerrará su vida con paz, cuidados, cariño y mensajes de voz por whatsaap de sus nietas, a las que llevaba mucho, mucho tiempo sin ver… por “enfados tontos”.
Fuimos a otra planta y, de repente, encontré a unos compañeros.
¿Qué os pasa? La tensión se palpaba en ese pasillo… Gente separada físicamente, silenciosa… Miradas que se cruzan esperando… ¿piedad?
Dice el Dr. Jacinto Bátiz que el paciente no sólo precisa alivio biológico, sino también biográfico.
Contamos con un arsenal enorme de recursos para salir de la habitación de Esperanza con esperanza y, a pesar de mi respeto inmenso a la autonomía del paciente, creo completamente innecesarias otras formas de llegar al final de la vida que no sean cuidar hasta el final.
* La Dra. Elia Martínez Moreno es especialista en Oncología Médica en el Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid)
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