Los cambios en los hábitos de higiene bucodental y en la alimentación que se producen durante el verano, junto con las altas temperaturas, provocan la proliferación de bacterias en la boca que contribuyen a que se pueda producir un aumento de patologías bucodentales como la caries o la gingivitis, responsables de problemas como la halitosis, el sangrado de las encías o la hipersensibilidad dental. Así lo ha recordado el Consejo General de Colegios de Dentistas de España, que ha recordado la importancia de que no se descuide el cuidado de la boca durante esta época del año.
En este sentido, los especialistas insisten en que el cepillado de los dientes tres veces al día -inmediatamente después de cada comida principal- y durante al menos tres minutos debe continuar siendo una práctica habitual también el periodo estival, sobre todo antes de acostarse. Para ello, tiene que utilizarse “dentífrico con flúor y una correcta técnica, consistente en mover el cepillo desde la encía hasta el borde del diente, limpiando tanto su cara exterior como interior, así como los espacios interdentales, la lengua, las encías y los carrillos“.
Además, la organización subraya que puede utilizarse de forma complementaria un colutorio adecuado, y que el hilo o seda dental “es un aliado muy importante para prevenir la caries interdental, por lo que debe utilizarse una vez al día, preferiblemente por la noche”.
Sin embargo, los colegios profesionales reconocen que durante el verano no siempre es fácil limpiarse la boca después de comer. Por ello, en estos casos aconsejan, si es posible, realizar el lavado de dientes justo antes de la comida y, “de forma excepcional”, recurrir a los chicles sin azúcar y con xilitol después de la ingesta de alimentos. “Así se incrementa el pH bucal, dificultando la acción agresiva de las bacterias, estimulando la salivación y ayudando a expulsar los restos de comida de entre los dientes”, apuntan.
No obstante, los odontólogos aclaran que el chicle “debe ser el último recurso”, y que en ningún caso sustituye al cepillado, por lo que éste debe hacerse en cuanto sea posible. Además, su consumo -desaconsejado en pacientes con ortodoncia o determinados problemas en la musculatura maxilofacial, como el bruxismo- debe realizarse “de forma moderada”, y masticándolo no más de 20 minutos. De esta forma, los chicles sin azúcar y con xilitol, junto con los enjuagues con colutorios, pueden ser alternativas de emergencia que pueden usarse “de forma puntual, en caso de un posible olvido o cuando no sea posible realizar una limpieza bucodental”.
Alimentación
Por otro lado, la organización recuerda que, por lo general, durante el verano “se descuida más la alimentación”, produciéndose “un mayor consumo de bebidas alcohólicas, azucaradas y carbonatadas, así como de helados y zumos que generan una serie de ácidos en la boca que pueden llegar a desmineralizar los dientes y dañar el esmalte dental”.
Esto hace “que la dentadura quede más desprotegida ante el ataque de bacterias causantes de la caries y que aumenten las manifestaciones de hipersensibilidad ante la ingesta de alimentos o bebidas frías”. Para contrarrestar esta situación, el Consejo General de Dentistas recomienda garantizar “una adecuada hidratación del organismo”. De esta forma se conseguirá que el flujo y la calidad de la saliva sean los adecuados, “algo realmente importante, debido a que la saliva es el primer elemento protector de la boca, tanto a nivel mecánico como inmunológico”.
En este sentido, “beber dos litros de agua al día y tomar alimentos con alto contenido hídrico, como las verduras, las hortalizas y las frutas, ayudará a que el nivel de hidratación sea el adecuado, contribuyendo a mantener una buena salud oral también durante esta época del año”.
Práctica deportiva y salud bucodental
Los especialistas también se refieren en su campaña al incremento de los traumatismos que se produce en la época estival como consecuencia de la mayor práctica de actividades físico-deportivas, lo que aumenta el número de casos de pérdida de fragmentos o piezas dentales completas.
Si esto ocurre, los odontólogos aconsejan “actuar lo más rápidamente posible, conservando el diente en suero salino o, en su defecto, agua, agua con sal, leche o manteniéndolo en la boca, y acudir de forma urgente a un dentista para poder llevar a cabo el tratamiento más adecuado”.
Del mismo modo, destacan, una mayor actividad física “puede provocar la pérdida de hidratación que, junto a la tendencia a respirar por la boca cuando se practica deporte, hace que el flujo salivar disminuya y la boca quede más desprotegida frente al ataque de bacterias y ácidos”. Además, resaltan que otros elementos, como el cloro de las piscinas, pueden alterar también el pH, favoreciendo la desmineralización de los dientes.
Por eso, y para ayudar a proteger la boca y re-mineralizar los dientes, lo mejor es utilizar dentífricos y colutorios con flúor, como señalan los dentistas, que tampoco olvidan a quienes practican deportes subacuáticos, advirtiendo de que el uso de boquillas y snorkel “puede alterar la fisiología natural de la boca e interferir, por ejemplo, en una ortodoncia fija o provocar dolores de cabeza por las posiciones anormales y forzadas de la articulación temporomandibular”.
En cuanto a la protección solar, estos profesionales -que consideran conveniente visitar al dentista al finalizar el verano- subrayan que, al igual que sucede con el resto del cuerpo, “no hay que olvidar proteger también los labios con un fotoprotector para ayudar a prevenir el cáncer en esta parte de la boca”.
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