La OMS dedica este año el Día Mundial de la Salud, hoy 7 de abril, a la cobertura sanitaria universal porque, aunque se está avanzando en este ámbito en países de todas las regiones del mundo, millones de personas siguen sin acceso alguno a la atención de salud. Y muchas personas, que se cuentan también por millones, se ven obligadas a elegir entre la atención de salud y otros gastos cotidianos, como alimentos, vestidos o incluso un techo.
Las cifras hablan por sí solas. Cerca de la mitad de la población mundial carece de acceso integral a los servicios sanitarios básicos. Cerca de 100 millones de personas se ven abocadas a la pobreza extrema (es decir, viven 1,60 euros al mes o menos) por tener que pagar los servicios de salud de su propio bolsillo. Más de 800 millones de personas (casi el 12% de la población mundial) gastan al menos un 10% de su presupuesto familiar para pagar los servicios de salud.
Ante esta cruda realidad, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas han acordado tratar de alcanzar la cobertura sanitaria universal a más tardar en 2030, en el marco de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto implica que todas las personas y comunidades reciban los servicios de salud que necesitan sin tener que pasar penurias financieras para pagarlos. Abarca toda la gama de servicios de salud esenciales de calidad, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos.
Proteger a las personas de las consecuencias financieras que puede tener el pago de los servicios de salud reduce el riesgo de que se empobrezcan a resultas de una enfermedad inesperada que exija la utilización de los ahorros de toda una vida, la venta de bienes o el recurso a préstamos, que pueden destruir su futuro y a menudo el de sus hijos.
¿Qué es lo que no se incluye en la cobertura sanitaria universal?
La CSU no implica la cobertura gratuita de todas las intervenciones sanitarias posibles, independientemente de su costo, ya que ningún país puede permitirse ofrecer todos los servicios gratuitamente de forma sostenible. No se refiere únicamente a la financiación, sino que barca todos los componentes del sistema: prestación de servicios de salud, personal sanitario, instalaciones sanitarias o redes de comunicación, tecnologías, información, calidad y legislación.
Es mucho más que solo la salud. Adoptar medidas para alcanzar la cobertura sanitaria universal equivale a adoptar medidas para lograr la equidad, las prioridades en materia de desarrollo y la inclusión y cohesión sociales.
¿De qué manera pueden los países avanzar hacia la cobertura sanitaria universal?
Muchos países ya están avanzando hacia la cobertura sanitaria universal, pero es necesario un mayor esfuerzo para avanzar más rápidamente hacia su consecución o por mantener los logros ya obtenidos. En los países en que los servicios de salud son generalmente accesibles y asequibles, los gobiernos tienen cada vez más dificultades para responder a las crecientes necesidades sanitarias de su población y al aumento de los costos de los servicios de salud.
Para avanzar hacia la CSU es preciso fortalecer los sistemas sanitarios en todos los países. Es esencial asimismo contar con estructuras de financiación sólidas. Si la gente tiene que pagar la mayoría de los gastos de salud de su propio bolsillo, los pobres serán incapaces de obtener muchos de los servicios que necesitan, e incluso los ricos se verán expuestos a dificultades económicas en caso de enfermedad grave o prolongada. El acopio de fondos procedentes de fuentes de financiación obligatorias (como las contribuciones obligatorias al seguro médico) permiten repartir los riesgos financieros relacionados con una enfermedad entre la población.
En la cobertura sanitaria universal no solo es importante determinar qué servicios están cubiertos sino de qué manera se financian, gestionan y prestan. Es preciso cambiar radicalmente la prestación de los servicios con el fin de asegurar que se integre y focalice en las necesidades de las personas y comunidades.
Esto conlleva la reorientación de los servicios de salud que asegure que la atención se preste en el contexto más apropiado, con un justo equilibrio entre la atención a los pacientes externos e internos y el fortalecimiento de la coordinación de esa atención. Los servicios de salud, incluidos los servicios de la medicina tradicional y complementaria, que se organizarán en función de las necesidades y expectativas generales de las personas y comunidades, contribuirán a asegurar que estas desempeñen un papel más activo en su salud y sistema de salud.
¿Cómo medir la cobertura sanitaria universal?
La OMS utiliza 16 servicios de salud esenciales como indicadores del nivel y la equidad de la cobertura en los países, que agrupa en cuatro categorías, como son la salud reproductiva, de la madre, el recién nacido y el niño; las enfermedades infecciosas; las enfermedades no transmisibles: y la capacidad y el acceso a los servicios hospitalarios básicos.
En este contexto, la OMS apoya a los países para que desarrollen sistemas de salud que les permitan conseguir y sostener la CSU, así como evaluar los progresos realizados. “Todos los países pueden hacer más para mejorar los resultados sanitarios y afrontar la pobreza mediante el aumento de la cobertura de los servicios de salud y la reducción del empobrecimiento ocasionado por el pago de los servicios de salud”, asegura.
La situación en España
En nuestro país la cobertura universal se ve amenazada por la exclusiones del RDL 16/2012, todavía no solucionadas totalmente, por los copagos que hacen que las personas con rentas bajas no puedan retirar los medicamentos prescritos y por las elevadas listas de espera, que se producen a todos los niveles (lista de espera quirúrgica, en pruebas diagnosticas, en consulta de especialistas y ya también en las citaciones de Atención Primaria) con lo que se fractura la accesibilidad a la atención sanitaria necesaria y se provocan desigualdades y problemas de salud.
Desde la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública entienden que hoy es el día hay para recordar las necesidades urgentes de nuestra Sanidad Pública:
1. Financiación suficiente y finalista
La Sanidad Pública necesita una financiación suficiente para recuperarse de la etapa de recortes, que debería de situarse en torno al 7% del PIB de financiación pública, que debe ser finalista y ligada a los objetivos del Plan Integrado de Salud,como un instrumento de cohesión y coordinación.
2. Acabar con las exclusiones
El RDL 16/2012 estableció importantes exclusiones en el acceso al sistema sanitario. El RDL de Sanidad Universal palio en parte esta situación, pero es necesario aprobar un reglamento que garantice la atención sanitaria a todas las personas que se encuentren en el país.
3. Derogar los copagos del RDL 16/2012
Los copagos suponen un obstáculo para el acceso de prestaciones necesarias para la personas mas pobres y mas enfermas (1,4 millones de personas no retiran, por motivos económicos, medicamentos prescritos). Es urgente eliminarlos.
4. Parar privatizaciones y recuperar lo privatizado
El proceso privatizador ha continuado pese a algunas victorias de las movilizaciones y ha continuado con medidas menos llamativas y mas silenciosas, aumentando el coste de los servicios, favoreciendo la corrupción y no mejorando la atención sanitaria. Hay que, primero paralizar las privatizaciones y recuperar lo privatizado.
5. Utilización intensiva recursos públicos
En paralelo se ha deteriorado la Sanidad Pública. Hay que garantizar la utilización intensiva de los grandes recursos tecnológicos e infraestructuras de la Sanidad Pública, aumentando el empleo en el sector que recupere los recortes de los últimos 10 años.
6. Control y racionalización gasto farmacéutico
El gasto farmacéutico no ha cesado de incrementarse poniendo en riesgo la sostenibilidad del sistema. Debe garantizarse un crecimiento del gasto farmacéutico inferior al aumento de los presupuestos sanitarios, racionalizar la utilización y frenar las políticas abusivas de la industria (desabastecimientos, precios, etc), así como regular estrictamente los actuales conflictos de interés.
7. Disminuir la sobreutilización
La sobreutilización se produce con casi todas las tecnologías sanitarias (alrededor del 30% de su uso no están justificado). Hay que mejorar la utilización y reducir la variabilidad, potenciando instrumentos como la evidencia científica y la seguridad de los pacientes.
8. Potenciar la Atención Primaria
La Atención Primaria tiene que ser la clave y la base de todo el sistema sanitario. La AP es el nivel con capacidad desarrollar las actividades de promoción y prevención; facilitar el acceso de la población en condiciones de equidad; realizar la asignación racional y eficiente de los recursos (en base a las necesidades); garantizar la continuidad a los cuidados de salud de las personas en todas las etapas vitales; etc . Por ello es fundamental potenciarla articulando una estrategia que acabe con su postergación actual.
9. Reorientar la política de personal
Es clave en el sistema sanitario y ha sido abandonada en años en los que el personal sanitario es quien ha sufrido especialmente los recortes (menos personal, peores condiciones laborales, etc). Necesitamos una nueva política que garantice unas condiciones laborales dignas, potencie la adherencia de los profesionales al servicio público (dedicación exclusiva) y asegure una formación continuada independiente de los intereses comerciales.
10. Protagonismo de la Salud Pública
La Salud Pública (SP) esta postergada en nuestro sistema sanitario, porque la Ley General de Salud Pública no se ha desarrollado y hay una gran desconexión entre la SP y el sistema asistencial. Necesitamos potenciar la Salud Pública haciendo efectiva la Ley, aprobar el Plan Integrado de Salud y favorecer la relación entre AP y SP
11. Desarrollar mecanismos efectivos de participación social y profesional
La Sanidad Pública es propiedad de la ciudadanía y por eso es necesario que exista la capacidad de quienes mantenemos el sistema con nuestros impuestos de hacer un seguimiento, ser escuchados y participar en las tomas de decisiones del sistema sanitario, es decir de participar para la gestión de lo que es de todos/as, la Sanidad Pública.
Para conseguir estos objetivos, la Federación considera fundamental seguir movilizándonos en defensa de la Sanidad Pública, participando en las convocatorias realizadas para el Día de la Salud y además aprovechar las próximas elecciones para votar a quienes defienden un sistema público universal, de calidad, gratuito en el momento del uso y de gestión pública y no hacerlo a los que pretenden anteponer su afán de lucro y el de las grandes multinacionales por delante de los derechos de las personas.
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