En la portada de su libro, ‘Corredora de la vida. Cómo superar el cáncer’, se ve a una mujer que respira profundamente y se moja con la lluvia. Su autora, Chadia Chaouch, explica su significado y su razón de ser, que es el de esta publicación. “Simboliza el antes y el después de la enfermedad, un gesto del que nos olvidamos a diario, que es, huelo el aire, me cae la lluvia en mi cara, la saboreo, eso es lo que me ha enseñado el cáncer, a vivir cada momento como si fuera el único, como si no existiera nada más, porque el resto no existe”, apunta.
Para ella, este es el momento real, “el resto es pura fantasía en mi mente”. Con el cáncer de mama se ha puesto en contacto con el ahora, “y con lo que es más sencillo, lo más básico”. Chadia confirma que eso es lo que le ha enseñado el cáncer, “es la mejor lección que puedes aprender, a aprender a vivir el resto de tu vida, qué mejor lección”. Y destaca que ha aprendido muchas otras cosas con esta enfermedad, cuyo diagnóstico le llegó con 36 años (en 2008), y volvió a sufrirlo en 2011. “Vas cambiando con la enfermedad, antes no podía decir que no a algo y ahora si no te apetece estar con una persona no estás, escoges con quién quieres estar, escoger el tipo de vida que quieres llevar”, subraya. Además, confiesa que la gente que ha tenido cáncer se cuida más, en todos los aspectos, tanto físico como psicológico y espiritual.
‘Corredora de la vida’ habla directamente al paciente y a los familiares, como así precisa su autora, que es un libro testimonial pero también una guía para saber cómo enfrentarse al cáncer en cada etapa. Y ella misma se responde a la pregunta, “¿Qué tiene de distinto este libro a otros libros de cáncer?”, pues según Chadia, que habla de alma a alma. “Trata la enfermedad desde otro lugar, que es un lugar más espiritual, más emocional y más energético”, describe. Su idea es hablar de la enfermedad también como una forma de mejorar y crecer como personas, “una forma de entender el familiar y todo su contexto de una forma muy distinta”.
Chadia saca a la luz que la enfermedad puede tener un sentido profundo, “en la sociedad estamos siempre luchando contra la enfermedad como si fuera algo malo, pero también la enfermedad sirve para sacar los buenos aspectos que hay en nosotros y reordenar nuestra vida y la de nuestra familia”. En este libro, esta mujer, de 43 años, cuenta su historia personal, por ejemplo, cuando engordó 35 kilos a raíz de los tratamientos de quimioterapia, “y empecé a andar, poco a poco, como para calmar estas ansias, estos miedos que tenemos los enfermos de cáncer, como qué operación me espera, qué me van hacer, qué tratamientos me van a dar o qué serán los efectos secundarios”, relata. Ella andando sacó los miedos, “disfrutando de la vida, un paso, dos, tres, un impulso hacia la vida, y empecé a correr hasta que corrí media maratón y un maratón de 76 kilómetros en Kenia, cuando en mi vida había corrido”, confiesa.
Un mensaje para los científicos
Para la autora de este libro, hay muchos corredores de la vida, “cada historia es propicia para ser contada”. Y como su libro ha sido presentado en Salamanca en el Centro de Investigación del Cáncer (CIC), lanza un mensaje profundo a los científicos, “los que están trabajando y que cada vez disponen de menos medios para trabajar, y es importante que vean al paciente, pero que sigan trabajando por vosotros”.
Además del libro, Chadia ha elaborado un decálogo de vida que va junto al libro, “que son una serie de 10 sugerencias basadas en mi libro con un recuadro donde pone: escribe tu pensamiento positivo para hoy, donde los pacientes apuntan sus pensamientos positivos y se coloca en las salas de espera de Oncología y en las Unidades de Mama, con la meta de ser un lugar un poco más humano, que se haga más corta la espera de resultados”.
Ella ha pasado dos veces por la enfermedad, el primero, el 13 de noviembre de 2008, “ese día se me queda grabado como si fuera el día de mi boda, de mi nacimiento, de mi bautizo o de mi muerte, ese día no se olvida jamás”, insiste. Ese día, el médico le miro a los ojos, le llamó por su nombre, le dio la mano y le dijo que tenía un cáncer de mama, “pero vamos a salir adelante”. Para Chadia hace que todo sea mucho más suave, “me lo dijo en su despacho, junto a la enfermera, me recibieron los de la AECC, en el primer impacto”. En su caso, cuando la dijeron que tenía cáncer de mama pensó que le había tocado el de la suerte, “yo sabía que en un 85-90% se curaba, yo sabía que me iba a curar, yo tenía esa certeza”. Y a la hora de contar lo que tenía lo hizo de una forma muy natural, “mis amigos me lo recuerdan, del día que les dije la noticia, como si se tratase de un catarro”, aunque asegura que no quiere frivolizar con esta enfermedad porque es muy dura. La tercera edición de este libro puede comprarse bajo pedido en cualquier librería española.
En la presentación de este libro también intervino la oncóloga y responsable del Consejo Genético de Complejo Asistencial de Salamanca, Teresa Martín, reconocía que desmitificar el cáncer comienza por aportar información objetiva, “rigurosa, contrastada y veraz que permita afontar el cáncer con más confianza y seguridad”. Asimismo, recordaba que dos de cada tres cánceres son evitables, en mayor o menor medida, y la modificación de los hábitos de vida es la forma más eficaz para reducir la incidencia de cáncer.
Los progresos en Oncología
“Como profesionales tenemos motivos suficientes para la esperanza”, sentenciaba Martín, porque los progresos en Oncología han experimentado, aseguraba, “un gran avance en las últimas décadas y las tasas de mortalidad por cáncer han disminuido considerablemente y es un hecho sin precedentes”. Cada año, señala, unas 100.000 personas se curan de cáncer y se calcula que en España hay más de un millón y medio de personas que ha superado el cáncer.
Esta oncóloga determina que con la enfermedad se siente con más intensidad todo, lo negativo pero también lo positivo, “aceptar que somos vulnerables, y no digo débiles, sino frágiles, que nos hace más humanos, nos pone más cerca del que sufre, nos hace más empáticos, y esos momentos tienen la magia de hacernos recordar quiénes somos realmente y sinceramente es bonito contemplarse desde esa perspectiva”.
Por su parte, el investigador del Centro de Investigación del Cáncer (CIC), Rogelio González Sarmiento, insistía en que aunque el objetivo del centro es la investigación, “tiene una proyección muy importante que es trasladar lo que hacemos en el laboratorio a los pacientes, que lo que hacemos aquí sirva para las personas que padecen este tipo de enfermedades”. Respecto al libro de Chadia, afirma que de alguna manera es el final de todo lo que hacemos en el CIC, “no solo trabajamos con las moléculas, también se preocupa por las personas y libros como este ayudan a los pacientes que tienen cáncer, y a los que estamos investigando porque nuestra investigación sin ellos no tendría sentido”.
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