La radiología vascular intervencionista (RVI) es una ‘superespecialidad’ médica relativamente joven. Creada en los años sesenta del pasado siglo por el radiólogo americano Charles Dotter, a quien se atribuye la realización de la primera angioplastia, está ya consolidada en Estados Unidos y algunos países europeos, aunque en España su implantación está siendo más lenta, lo que genera inequidades en el acceso a los servicios especializados en el Sistema Nacional de Salud.
“El crecimiento de la radiología vascular e intervencionista es exponencial y ya está sustituyendo a las técnicas convencionales en muchas intervenciones. Es más, algunas especialidades están adoptando las técnicas de radiología intervencionista e incluyéndolas en su actividad”, sostiene el doctor José María Abadal, especialista en Radiología Vascular Intervencionista en el Servicio de Radiología del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI).
Abadal lamenta que en España esta especialidad quede muchas veces “oculta” dentro del amplio campo de acción de la Radiología, lo que provoca que muchos pacientes no la conozcan pese a sus muchos beneficios tanto para los mismos como para el SNS. Entre estos beneficios, Abadal destaca el hecho de que se trata de intervenciones mínimamente invasivas, que reducen la agresión para el órgano tratado y para los pacientes, con mínimos requerimientos anestésicos, con una recuperación más rápida y una reducción considerable del tiempo de ingreso hospitalario, lo que también supone un importante ahorro económico para el sistema sanitario.
Medio millar de especialistas en RVI
Pese a esos beneficios, en la actualidad, apunta el presidente de la SERVEI, apenas hay en el sistema sanitario 500 especialistas en RVI. “Existe una migración de especialistas formados en España a otros países de Europa, donde disponen de mejores medios, mejores sueldos y una formación más reglada y avalada por las instituciones sanitarias que protege a los expertos y a los pacientes del intrusismo. En España vamos con retraso”, denuncia José María Abadal.
El especialista de SERVEI añade que la poca presencia de especialistas en RVI en el SNS provoca una “gran inequidad asistencial” en el acceso a los servicios prestados por estos médicos. “Los hospitales grandes de las grandes urbes tienen equipos de RVI, pero los pequeños de provincias menos pobladas están en inequidad asistencial y precisan derivaciones, lo que es una injusticia”, argumenta, y explica que el hecho de no poder atender una urgencia en el hospital en el que esta se produce y, por consiguiente, tener que desplegar un mecanismo de derivación a otro hospital, “aumenta el tiempo de demora en patologías en las que el tiempo es oro (ictus, hemorragias, sepsis, etc.), crea el escenario perfecto para que el paciente sufra las consecuencias e incrementa la mortalidad”.
La especialidad médica “con mayor avance tecnológico e investigación”
El hecho de que la radiología vascular e intervencionista esté experimentado un crecimiento “exponencial” no es casualidad, ya que según señala el presidente de la SERVEI se trata de la especialidad médica “con mayor avance tecnológico e investigación”.
“Cada día salen nuevos dispositivos para llegar al órgano dañado, para cerrar vasos de menor tamaño, líquidos inteligentes para sellar vasos, microesferas que podemos cargar con quimioterapia, para que el tumor reciba únicamente en su núcleo dosis 100 veces más altas, etc. La evolución es tal que, si no estás diariamente realizando RVI, corres un gran riesgo de estar desactualizado”, subraya el doctor Abadal, que destaca que toda esta innovación conduce a “más tratamientos por radiología intervencionista, más efectivos y accesibles para los pacientes”.
Avances en el tratamiento del cáncer gracias a esta especialidad
La RVI se utiliza ya de forma rutinaria para la realización de angioplastias, la colocación de stents, el tratamiento de varices y trombosis, la implantación de catéteres para quimioterapia o diálisis, el tratamiento de órganos dañados o el tratamiento de determinados tumores.
“Con la RVI podemos curar tumores localizados de pequeño tamaño en apenas 5 minutos y sin necesidad de intervención quirúrgica con el uso de técnicas como la ablación tumoral, que ya se emplea en tumores de hígado, riñón o tiroides con la misma fiabilidad a largo plazo que la cirugía”, argumenta Abadal, que subraya que precisamente el área de tratamiento del cáncer en la que más avances espera en el futuro próximo.
“La RVI ha supuesto un cambio en las guías clínicas de atención al paciente. A mí personalmente me sigue asombrando que, con una micro aguja, colocada con precisión por métodos de imagen y tan solo con anestesia local, podamos “curar” un tumor maligno”, afirma el experto, que considera que todas estas innovaciones hacen que las perspectivas de futuro para la especialidad sean “muy positivas”.
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