El Palacio de Congresos de Salamanca acoge estos días la celebración del XI Congreso de la Federación de Residencias y servicios a los Mayores del Sector Solidario (Lares), una cita organizada bajo el título El valor de cada persona, la inspiración de un modelo. El lema resume el espíritu de un encuentro que pretende abrir un espacio de reflexión y trabajo sobre la necesidad de abordar “una reconversión” de los cuidados que se ofrecen a las personas mayores, especialmente a las dependientes, mediante un nuevo “concepto residencial” basado en un modelo de familia.

Así lo ha destacado tras la inauguración del foro Julián de Armas, presidente de la Federación Lares, quien ha subrayado que la entidad tiene “muchas esperanzas puestas en Castilla y León” y en el modelo asistencial que desarrollan los centros de la Comunidad, que promete ser “un paradigma para toda España”. La idea es, ha añadido, “transformar las micro o macro residencias en un hogar en torno a la persona”.
En el mismo sentido se ha pronunciado la presidenta autonómica de Lares, Ana Esther Miguel, quien ha asegurado que los dispositivos residenciales del denominado sector solidario están dedicando “mucho esfuerzo, ilusión y entrega” a la implantación de esta nueva filosofía de trabajo. “Desde hace unos años estamos buscando lo mejor para cada persona, una atención individualizada que permita que los usuarios se sientan como en su casa, como si estuvieran en una prolongación de su hogar”, ha apuntado. Para ello, en los centros que adoptan el llamado Modelo Lares, los mayores “son atendidos con más medios, dicen lo que quieren hacer, no tienen horarios impuestos y se tienen en cuenta la historia del anciano y sus gustos para ponerlos en práctica y respetar su autonomía”.
Precisamente estos principios guían también la estrategia impulsada desde la Junta de Castilla y León en relación a la atención a la dependencia. Así lo ha recordado la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Milagros Marcos, tras participar en la inauguración del congreso, en la que ha resaltado que esta línea de trabajo, iniciada por su departamento hace un año y medio, y está arrojando “los primeros resultados”.
Así, ha indicado que en este tiempo “se ha invertido la tendencia” en relación a los cuidados que se demandan para las personas dependientes, y en la actualidad “70% de los afectados solicita servicios profesionales, frente al 30% que opta por la atención familiar”. Marcos ha reconocido que esta apuesta de la Junta por profesionalizar los cuidados que reciben los dependientes, basada “en el cumplimiento estricto” de la Ley de Dependencia, que los establecía como prioritarios, llegó acompañada de una reducción del 15% en las ayudas que recibían los hogares afectados por prestar cuidados en el entorno familiar.
Sin embargo, ha destacado que la profesionalización de los servicios garantiza una “mayor calidad de la asistencia”, por lo que la Junta ha optado por una estrategia que tiene “tres elementos clave”: el aumento de las cuantías que reciben las personas dependientes cuando eligen servicios profesionales en residencias o en sus propios domicilios, incremento que en algunos casos “supera el 70%”; el establecimiento de un acuerdo con el sector (incluido el representado por Lares) para que los precios se sitúen en el rango de entre los 1.100 y los 1.500 euros, con el fin de que, “mediante la aportación de la Administración y la del propio usuario, todo el mundo pueda acceder a los servicios que pueda necesitar”; y la decisión de “hacer más atractivos los servicios cambiando el modelo de atención”.
Servicios accesibles en el entorno

En este objetivo se enmarca el programa En mi casa, que se desarrolla a través de dos vertientes. La primera busca que los mayores puedan permanecer en sus domicilios al tiempo que desde las residencias de su zona se les facilitan los servicios que necesitan, como lavandería, catering, fisioterapia, actividades lúdicas y culturales… “En estos momentos en Castilla y León ya tenemos 555 servicios registrados con estas características flexibles”, ha indicado la consejera, antes de recordar el segundo pilar de ete modelo: constituir Unidades de Convivencia en los centros residenciales para proporcionar a los usuarios un entorno “de hogar” que les permita conservar su autonomía. “En estas unidades ellos deciden cuándo quieren levantarse y acostarse, cómo vestir, cuándo salir, en qué actividades participar y cuándo recibir la visita de sus familiares, que incluso pueden quedarse a dormir con ellos”, ha comentado la responsable de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta. En la actualidad, la Comunidad dispone de 44 Unidades de Convivencia, aunque el propóstito de la Administración autonómica es “superar las 100 este año”.
Por su parte, el director general del Imserso, César Antón, ha insistido en esta nueva concepción de los cuidados que se dirigen a las personas mayores y en situación de dependencia, y ha afirmado que los centros Lares “representan esa atención personalizada en la que priman valores como el humanismo y el voluntariado”. En su opinión, se está dando “un paso importante” en este ámbito, que es el de “poner a la persona en el centro de la atención”, una apuesta que exige “un cambio estructural y organizativo” en el que “administraciones, empresas, afectados y familias tienen algo que aportar”.
Además, Antón ha recordado que este “camino” al que hay que dirigirse ya ha comenzado a revelar sus resultados, y ha citado, en este sentido, la experiencia desarrollada en el CRE Alzheimer de Salamanca a través de una Unidad de Calidad de Vida, con la que se ha “contrastado que cuando se da participación a las personas en sus terapias y en sus cuidados tienen una mejoría considerable”.
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