Este miércoles, el coordinador del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, ha dedicado unos instantes de su ya cotidiana comparecencia para dirigirse expresamente a los más pequeños, tan “habituados a salir” y a hacer vida en el exterior. “Lo estáis haciendo muy bien, y os lo agradecemos de verdad; ayudad a vuestros padres a tomar las decisiones correctas”, les decía.
Lo cierto es que este distanciamiento social impuesto por decreto para tratar de frenar la expansión del virus ha puesto el país patas arriba, como también lo ha hecho con todos los hogares, especialmente con aquellos en los que hay menores. La declaración del estado de alerta ha obligado a realizar en las familias adaptaciones y cambios, y es mucho el tiempo de permanencia en casa, “una situación difícil de explicar a los hijos, pero ante la que los adultos debemos tener algunas cuestiones claras para ayudar a los niños y adolescentes, procurando no caer en la monotonía y que continúen con rutinas y actividades”.
Así lo explican los profesionales del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, que ofrecen algunas recomendaciones desde el punto de vista de la psicología evolutiva que pueden ser útiles:
• Favorece que exprese lo que piensa sin interrumpirle para que sienta que le comprendes.
– Que se sienta parte de la familia al contar con su opinión. Habla de los temas importantes de la vida y no evites los temas delicados o difíciles.
– Conversa sobre las películas, videojuegos, las revistas que lee, la música que escucha, susamistades, etc.
– Comunícate de forma fluida y cercana con ellos. Hablarles de lo que pregunten sin transmitirles miedo ni nerviosismo.
– Mantén la calma. Cuidar nuestras conversaciones con otros adultos o de otros adultos… Ellos están atentos.
– Protégeles de la información que pueda ocasionarles malestar y preocupación, por ejemplo, noticias falsas o no suficientemente contrastadas. Es inadecuado que busquen solos por internet información sobre el Covid-19. Hay varias opciones, como vídeos o imágenes que explican de forma adecuada y nos aconsejan cómo hacerlo, adaptándonos a las edades de los menores.
• Comparte sus sentimientos y preocupaciones. Ponte en su lugar. Comunícate con tu hijo; no quiere superhéroes o padres capaces de todo, lo que necesita es ser entendido, aceptado y querido.
• Potencia la comunicación verbal y no verbal que animan al diálogo.
• Intenta subrayar lo positivo de la situación y sus fortalezas para hacer frente al problema. Ayúdale a descubrir sus puntos fuertes y elogia lo que hace bien.
• Expresa tu afecto aceptando cómo es respecto a sus cualidades positivas y debilidades. Ofrecerle una imagen positiva de sí mismo es una forma de proporcionarle amor y afecto. Le gusta escuchar que le quieres.
• Planifica el tiempo: Mantén los horarios y hábitos familiares habituales, evitando que esta situación altere el orden, estructura y seguridad que dan las rutinas:
– Realiza una planificación consensuada del día, semana y quincena, que incluye tiempo de trabajo escolar o intelectual, tiempo de tareas de casa y tiempo de ocio.
– Diferencia entre los horarios y rutinas de un día entre semana de los del fin de semana.
– En el trabajo escolar, establecer una rutina que puede ser parecida a la que tendrían en el colegio (las asignaturas que cada día les corresponden según horario). Podemos adaptarlas a la necesidad individual de nuestro hijo.
– Dedicar tiempo a lectura y el trabajo escolar puede incluir formas atractivas de trabajar, como ver y comentar vídeos, documentales didácticos o practicar lo aprendido con recursos en internet.
• Es importante que no pierdan el hábito de trabajo. No están de vacaciones.
• Fijar normas y límites educativos y de convivencia desde un estilo democrático favorece que los hijos desarrollen su autocontrol, construyan una autoestima óptima, ganen seguridad en sí mismos, desarrollen valores, adquieran habilidades sociales y adopten hábitos de vida saludables:
– Los límites representan una ayuda más o menos negociada para que el niño o adolescente pueda llegar a elaborar sus propias pautas de actuación.
– Las normas resultan más útiles si cumplen las siguientes condiciones:
? Claras, comprensibles y argumentadas; son los cimientos para que se sientan seguros.
? Razonables y con consecuencias proporcionadas.
? Atendiendo a las necesidades y el punto de vista del niño o adolescente.
? Coherentes con lo que se dice y la conducta.
? Sin hacer distinciones ni comparaciones entre hermanos.
? Respeto y cumplimiento de los acuerdos tomados.
? Los progenitores o cuidadores consensuan las decisiones, refuerzos y sanciones, siendo modelo de comportamiento.
• Estimula la autonomía haciéndole partícipe de las responsabilidades con arreglo a su edad, guiando cómo solucionar problemas con él y evitando proteger en exceso. Márcale metas realistas y dile qué esperas de él:
– Colaborar y ayudar en casa también es importante y nos obliga a todos a compartir tiempo y actividades juntos. Pueden ayudar a recoger, a hacer comida, con la ropa….
– En el tiempo de ocio, tendrán momentos y actividades solos, pero reclamarán nuestra atención y participación; es positivo prestársela para compartir con ellos momentos agradables cambiando la temática de obligaciones a tiempo divertido en familia y juntos. Por ejemplo, juegos de mesa, juegos en la videoconsola, hacer ejercicios de relajación, bailes… Aprovechar esta situación para pasar más tiempo de disfrute y ocio en familia, algo tan necesario y escaso habitualmente.
– También podemos permitirles hacer videollamadas con amigos y familiares, para mantener la conexión social y vencer la sensación de aislamiento. Ellos también necesitan seguir conectados.
• Respeta su intimidad, sobre todo en el adolescente, ya que está buscando su identidad, y el excesivo control de actividades o constante revisión de su habitación contribuirá a desacuerdos. No interrogues para que te hable de sus amistades, de lo que hará en un futuro…
• Fomenta los valores universales (respeto, tolerancia…) dentro de la familia para luego ponerlos en práctica. Admite y corrige sus errores, le ayudará a tolerar sus frustraciones.
“Fomentemos entre todos en casa el aprovechamiento de esta situación, aumentando el tiempo a compartir con nuestros hijos, ya que habitualmente no podemos. Tengamos tiempo para trabajar todos y tiempo para compartir y disfrutar. La actitud supone la diferencia entre el caos y la oportunidad“, concluyen los psicólogos de Castilla y León.
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