El pasado 22 de diciembre, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) autorizaba al Hospital Universitario de Salamanca a realizar trasplantes renales con donación cruzada, una variante del programa de implantes de riñón de donante vivo que los especialistas del complejo asistencial ya están en disposición de efectuar, aunque por el momento no hay ninguna pareja de donante y receptor candidata.
Así lo ha confirmado a Salud a Diario el doctor Víctor Sagredo, coordinador provincial de Trasplantes, quien ha explicado que esta modalidad trasplantadora suele ponerse en marcha cuando existen varios casos en los que, a pesar de que el enfermo tiene un familiar o un amigo dispuesto a donarle un riñón, ambos no resultan compatibles. De este modo, la donación cruzada permite el intercambio de donantes entre dos o más parejas que están en la misma situación, y que forman parte de un registro nacional.
“Lo más habitual es que se junten varias parejas, iniciándose una cadena de donaciones y trasplantes”, ha indicado el especialista. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en octubre del pasado año, cuando tres parejas de donante y receptor incompatibles entre sí participaron en una cadena solidaria iniciada, en esta ocasión, gracias a la donación altruista de una persona anónima, y que permitió trasplantar a cuatro enfermos de Málaga, Barcelona, Cádiz y Murcia.
Con la autorización del hospital de Salamanca por parte de la ONT, Castilla y León se incorpora a un programa nacional al que están adscritas ya doce comunidades autónomas y que permite ampliar las posibilidades de quienes esperan un riñón para sobrevivir o mejorar su calidad de vida. “En general, el trasplante renal de donante vivo está permitiendo sacar de la lista de espera a los receptores más jóvenes. La realidad es que aunque hay muchos donantes, cada vez son más mayores. Como la diferencia máxima para la compatibilidad por edad entre el donante y el receptor es de 15 años, al final se van quedando en la lista de espera los jóvenes”, señala el doctor Sagredo. De ahí que encontrar a alguien dispuesto a donarle un riñón constituye una gran oportunidad para acceder al trasplante.
Suelen ser personas muy cercanas, y en el caso de Salamanca, que inició este programa a finales de 2011 -cerró 2014 con un total de 17 intervenciones y este año ya ha realizado dos- los donantes han sido “madres, padres, hijos, e incluso tíos”, aunque también podrían donar amigos o conocidos, ya que la legislación no obliga a que sean familiares del receptor. Como recuerda el coordinador provincial de Trasplantes, gracias a los avances en este ámbito el riesgo que corren estos donantes es prácticamente inexistente. “La extracción del riñón se realiza por vía laparoscópica, por lo que el riesgo quirúrgico es mínimo, y permanecen en el hospital tres días, incorporándose enseguida a su vida normal”.
En este contexto, el trasplante renal con donación cruzada es sólo una variante con implicaciones desde el punto de vista organizativo, incluidas las necesarias y estrictas autorizaciones judiciales, pero sin diferencias en el procedimiento. “El proceso se coordina desde la ONT y lo que se desplazan son los órganos, no las personas”, apunta el doctor Víctor Sagredo. De esta forma, en el momento que exista una pareja candidata y surja la posibilidad de iniciar una cadena, el equipo del Hospital Universitario de Salamanca extraería al donante el riñón, que sería trasladado al hospital de destino, implantando a su vez en el receptor el órgano que llegue desde el lugar donde se encuentra el donante compatible.
19 trasplantes renales de donante vivo
La incorporación del complejo asistencial salmantino al Plan Nacional de Trasplante Renal de Vivo con Donación Cruzada llega, precisamente, con la consolidación de su programa de implante de riñón de donante vivo -de referencia regional-, ya que es requisito indispensable haber realizado al menos 15 intervenciones de este tipo para obtener la autorización de la ONT. El equipo del hospital de Salamanca superó esta cifra a finales del pasado año, cuando se alcanzaron los 17 trasplantes renales con donación de vivo, una cifra que se ha incrementado en estos primeros meses de 2015 con dos pacientes más.
“Esperamos hacer en torno a diez este año, porque se calcula que esta opción supone entre el 10 y el 15% de los trasplantes con órganos de cadáver, y en Castilla y León se efectúan cada año aproximadamente 100”, estima el doctor Sagredo, que recuerda que en estos momentos más de 40 enfermos renales permanecen en lista de espera para someterse a un trasplante renal en Salamanca -la demora media es de un año, aproximadamente-, mientras que otras seis personas aguardan un doble implante de páncreas y riñón, programa para el que el hospital actúa como centro de referencia regional y nacional.
En cuanto a la donación de órganos, el complejo asistencial cerró 2014 con datos “muy buenos”, ya que se produjeron 21 en total, lo que supuso alcanzar las 63 donaciones por millón de población. Eso, pese a que el porcentaje de negativas no fue pequeño, ya que 25 familias dijeron que no a la posibilidad de donar los órganos de sus seres queridos fallecidos.
Donación a corazón parado
Este escollo de las negativas familiares es, precisamente, uno de los “caballos de batalla” de los especialistas a la hora de conseguir más órganos que permitan salvar la vida de un mayor número de enfermos. Un objetivo al que también se dirigen otras alternativas, como la denominada donación en asistolia o en parada cardiaca, que en Castilla y León ya realizan el Río Hortega de Valladolid y el hospital de Burgos, y en cuya autorización ya ha comenzado a trabajar el complejo hospitalario salmantino, según ha confirmado el coordinador provincial de Trasplantes.
Como explica el doctor Víctor Sagredo, lo más habitual en España es la donación de órgano tras una muerte encefálica, en la que se produce el cese total de la actividad cerebral por un traumatismo craneoencefálico o una hemorragia cerebral, por ejemplo. En estos casos, la circulación sigue llegando durante un tiempo a otros órganos, que conservan su buen funcionamiento hasta que la familia del fallecido accede a la donación y se produce el trasplante.
Sin embargo, en la donación en asistolia la persona puede padecer una lesión neurológica severa e irreversible, pero que no es la causante directa del fallecimiento, que se produce por una parada cardiorrespiratoria. Eso hace que, al detenerse el corazón y dejar de bombear sangre, el oxígeno no llega al resto de órganos, cuya validez para un trasplante es, entonces, muy limitada, lo que exige que la autorización familiar y la realización del trasplante se hagan de forma inmediata.
Como explica el doctor Sagredo, aunque hay diferentes tipos de donación a corazón parado; los dos primeros corresponden a personas que fallecen por parada cardiaca fuera del hospital o antes de llegar a él y a las que se les practican sin éxito técnicas de resucitación cardiopulmonar (RCP), si bien estas opciones, que exigen “una colaboración muy importante con los servicios de Urgencias y Emergencias”, no son las que se plantean los especialistas del Hospital Universitario de Salamanca para solicitar la autorización a la ONT.
Limitación del esfuerzo terapéutico
“Nosotros nos centraremos en la donación en asistolia tipo III. Es decir, la de enfermos que están ingresados en Cuidados Intensivos por lesiones cerebrales severas e irreversibles que no llegan a causar muerte encefálica pero que, en consenso con la familia, no se van a seguir tratando”, avanza. Una vez que se produce la muerte del paciente por parada cardiorrespiratoria, se pone en marcha la donación en asistolia para el trasplante de los órganos, fundamentalmente hígado y riñones, aunque también es posible trasplantar los pulmones, si bien esto exige un procedimiento “más complicado”.
En este sentido, el coordinador provincial de Trasplantes deja claro que en estos casos la decisión de limitar el esfuerzo terapéutico “siempre está desvinculada de la donación”, es decir, se toma exclusivamente “en función del problema médico y la situación clínica del paciente”, y nunca con la mirada puesta en la posibilidad de que se convierta en donante. De hecho, esta modalidad de donación, en la que el Hospital Universitario de Salamanca ha comenzado a trabajar ya para la elaboración de los protocolos, no genera en la práctica un incremento considerable de órganos para el trasplante. “Puede haber dos o tres donantes al año de este tipo”, calcula el doctor Víctor Sagredo, que rechaza adelantar fechas para la solicitud de la autorización. “Puede ser este año o el próximo. No tenemos prisa, y lo que queremos es tener todos los protocolos perfectamente establecidos y delimitados”, comenta.
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