En el aula y en beneficio del aula, como un ensayo clínico de la educación. Así entiende la catedrática de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Salamanca, Elena Ramírez Orellana (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1963), la investigación, una herramienta necesaria para transferir el conocimiento donde realmente es necesario, en el día a día de la enseñanza.
Consciente de que el “mundo científico a veces se mira mucho el ombligo”, pide un esfuerzo para que los resultados de los proyectos lleguen a los profesores, porque son colaboradores necesarios y “tienen mucho que aportar”. Inmersa ya en el tercer estudio sobre Las relaciones entre prácticas docentes, concepciones y aprendizaje con TIC en la etapa de Educación Primaria (1º, 3º Y 5º), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, tras haber hecho lo propio en Infantil y Secundaria, tiene muy claro que con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no hay lugar para el debate: su incorporación es necesaria, porque si no estaríamos dando la espalda al mundo real.
Cree en la educación y en los profesores, porque trabaja a pie de obra, y por eso también sabe que se necesitan cambios, a medio y largo plazo, sin cortoplacismo, siempre con el “compromiso de toda una sociedad democrática que debe decidir qué valor quiere otorgarle a la enseñanza”, pero sobre todo con la aportación de los centros y los docentes. No vale con ejercer el poder por el poder, hay que garantizar “la igualdad de oportunidades en un país con un proyecto común”.
En la Universidad desde 1987, llegó a catedrática en enero de 2017, y aunque la maternidad pudo ralentizar su carrera profesional, lo cierto es que no ve diferencias de género en cuanto a los condicionantes que se exigen para investigar, una cuestión ineludible si estás en el ámbito universitario. Ha participado en 13 proyectos de investigación competitivos, desde 2001 como investigadora principal de proyectos financiados tanto por la Junta de Castilla y León como por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, y como gestora, su conocimiento le ha sido reconocido como evaluadora de la Comisión Europea, de las Agencias nacionales (ANEP) y autonómicas de evaluación de proyectos y de revistas científicas de prestigio, además de vocal de la Comisión de Acreditación para el Acceso de Profesores Titulares de Universidad, en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas en ANECA, entre otras tareas.
Ellas investigan, sin género de dudas.
Por supuesto, en nuestro caso de manera clarísima, porque concretamente en el grupo de investigación que yo dirijo la mayoría somos mujeres: diez personas, y ahora mismo sólo tenemos a un chico. Pero también es verdad que nos movemos en un campo, la Educación, que en términos generales está bastante feminizado, como pasa en la Medicina o la Judicatura. Son ámbitos en los que la mujer ha apostado fuerte o que tradicionalmente están siendo acaparados por mujeres.
Hay explicaciones que incluso hablan de la vocación de servicio que tiene la mujer, de cuidado y de entrega a los demás.
Precisamente esos tres ámbitos te permiten mejor compatibilizar tu vida familiar.
Aún así, ¿cree que en el campo de la investigación nos queda camino por recorrer hacia la igualdad?
En el campo de la investigación nos queda mucho camino, pero en términos generales, no por una cuestión de género, porque se le dedica poca atención, poca financiación y no se acaba de ver la repercusión que tendría en el mundo actual para mejorar cualquier proceso de producción, para hacer más competitiva cualquier actividad en el ámbito económico, para progresar. Se descuida la investigación y, sobre todo, la inversión que requeriría en un país con el nivel de desarrollo que nosotros tenemos. Respecto a las mujeres, creo que las condiciones en las cuales se desarrolla la producción científica y la investigación son bastante claras para todos, aquí no afecta tanto la cuestión de género; tenemos las mismas reglas del juego. Que luego particularmente, por razones de género o de conciliación, o por la maternidad, la familia, cada una se pueda ver afectada personalmente y se ponga unas barreras… Ahí ya habría que ir caso por caso. Pero tal y como está definida la investigación, la asunción de responsabilidad, la petición de proyectos, la configuración de una carrera académica e investigadora, no creo que haya diferencias. Otra cosa son las condiciones personales y vitales para desarrollarnos las mujeres frente a los hombres, donde sí puede haber más condicionantes.
“Buscar explicaciones a los fenómenos en los que estás interesada
y, además, buscarlas de una forma rigurosa, contrastada y sistemática
es un proceso complejo, pero también tiene una dimensión creativa
muy satisfactoria”
Sí, siempre se puede elegir, pero hay determinadas elecciones que toman siempre las mujeres…
Sí. Yo, por ejemplo, cuando tuve dos hijos que se llevan poco tiempo, durante el periodo de crianza tuve que hacer ciertas apuestas y elecciones, y esto repercutió, porque ralentizó un poco mi carrera investigadora, pero luego pude recuperarla, afortunadamente. Esta situación no se da tanto en los hombres, pero tampoco tengo constancia, ni he hecho una investigación, ni he contrastado los datos al respecto.
¿Cómo nace esa vocación investigadora, ese afán por preguntarse cosas, por sacar conclusiones e intentar mejorar una sociedad todavía con muchas lagunas en el ámbito de la educación?
Uno se va formando a lo largo de la vida. Puedes ser una persona más o menos inquieta, pero el camino que vas recorriendo te condiciona en cierta medida. Si por las circunstancias que te rodean acabas trabajando en la Universidad, algo que al principio es posible que no tengas muy claro en qué consiste, porque has sido alumno y estás formándote para incorporarte el mundo laboral, el hecho de empezar a trabajar aquí plantea una exigencia evidente: estar en la universidad significa investigar, producir conocimiento en torno al ámbito en el que estás trabajando y te has formado, y en el que, además, tienes una responsabilidad docente. Si quieres desarrollarte profesionalmente tienes que plantearte la investigación, y por supuesto te gusta, es algo a lo que te sientes inclinada, porque es muy satisfactoria. Puedes pasar por la universidad sin tener una dimensión investigadora realmente importante, pero yo creo que es la faceta que más satisface.
¿Por qué?
Encontrar los porqués de las cosas, buscar explicaciones a los fenómenos en los que estás interesada y, además, buscarlas de una forma rigurosa, contrastada y sistemática, es un proceso complejo, pero también tiene una dimensión creativa que es muy satisfactoria. Primero porque encuentras explicaciones, das con las claves de por qué sucede o cómo sucede una realidad, y luego ese componente creativo es un estímulo muy importante para tu desarrollo profesional. Y personal también.
El pasado 18 de octubre se presentaba en Madrid uno de sus últimos estudios sobre los hábitos de lectura en bibliotecas públicas…
La investigadora principal de este trabajo es mi compañera María Clemente. El objetivo era realizar una panorámica de las bibliotecas públicas en España, sobre todo las ligadas a los ayuntamientos, y cuáles son las prácticas y los hábitos lectores de los chicos de entre 3 y 12 años que asisten a esas bibliotecas.
¿Cuáles son las conclusiones que más llaman la atención?
Lo que más llama la atención son las diferencias bastante importantes de las bibliotecas públicas en España dependiendo de la población donde estén ubicadas respecto a los recursos disponibles, lo que condiciona en buena medida los servicios y la oferta cultural que se ofrece. En relación con el consumo de cultura, las poblaciones con menor número de habitantes están en una situación de desventaja. Otro aspecto interesante es comprobar la apuesta aparente que hay por lo digital en el ámbito de las bibliotecas, sobre todo porque esas diferencias de las que hablamos se podrían compensar si se aborda con fuerza el desarrollo digital. Todo el acceso al catálogo, a redes de biblioteca, actividades, etc., podría hacerse on line, y eso mejoraría la oferta cultural. Pero aunque hay un discurso bastante rimbombante en relación a las nuevas tecnologías, la realidad no es tal, no hay una oferta realmente potente, es más el discurso que la realidad, y como lo que se ofrece es muy poco, los usuarios tampoco lo son de cultura digital.
“Habría que promocionar las iniciativas TIC que ponen en marcha
los propios profesores en los centros, darles la oportunidad
de diseminar ese conocimiento, que tiene mucho valor”
Precisamente su Grupo principal de Investigación Curricular aborda grandes temas para el futuro educativo, como las TIC en el aula. Mucho de discurso y poco de realidad, como usted indica.
Llevamos ya varios años trabajando sobre cómo se configuran las prácticas con recursos TIC en el contexto del aula, primero en el ámbito de Secundaria, luego en Infantil y ahora estamos con un proyecto en Primaria. Nos interesa estudiar fundamentalmente lo que son las TIC en las prácticas en el contexto del aula, porque es precisamente en el aula donde se explica lo que se enseña y lo que se aprende. Desde la Administración educativa se pueden elaborar propuestas legislativas o propuestas de currículum que pueden ser muy atractivas, pero al final lo que se aprende, el currículum que los alumnos van a ir desarrollando, es precisamente la práctica en el aula. En el ámbito de las TIC, es verdad que hubo un boom muy importante hace algunos años, que con la crisis tuvo sus más y sus menos, pero que en términos generales dotó de recursos suficientes a los centros escolares. Otra cosa es el proceso y cuánto se tarda desde que los recursos entran en los centros hasta que empiezan a tener sentido dentro del tipo de tarea que se lleva a cabo en el aula, y ahí es donde estamos trabajando. Porque una cosa es que haya ordenadores, tabletas y pizarras digitales y otra cosa, realmente más importante, es que los profesores les vean utilidad para lo que ellos hacen. Los profesores son los elementos claves a la hora de explicar cómo se utilizan las TIC y para qué, eso es lo que queremos estudiar.
¿Qué han constatado?
Hemos visto que, en los primeros momentos, lo que hacen los profesores es incorporar las TIC a las prácticas más consolidadas de sus rutinas de clase, en realidad no cambian en gran medida la forma en que enseñan. Enriquecen las posibilidades de los alumnos con el acceso a diferentes formatos de contenidos, pero los tipos de tareas son bastante parecidas. Aun así, es valioso, porque estamos enriqueciendo las experiencias educativas de los alumnos, y es valioso por razones como las que dicen los profesores, porque el mundo ya es digital y debemos tener en cuenta que las experiencias de los chicos cada vez deben incorporar más el ámbito digital. Aunque los cambios en la institución escolar no son tan fáciles.
Los políticos llevan años hablando de las TIC y de llevar las tabletas y los ordenadores a las escuelas, pero la realidad es que se circunscriben a proyectos de innovación y no están extendidas como herramienta fundamental.
No, y sobre todo no se utilizan de tal manera que cambie la forma habitual de trabajar, que te permitan darle más autonomía a los alumnos, que se puedan llevar a cabo proyectos de investigación, que se puedan conectar con centros escolares más alejados… Este tipo de experiencias son menos habituales, aunque sí hay algunas.
Y lo peor es que muchas veces lo que falla es la conexión…
Eso también. Cuando trabajas con TIC tienes que tener siempre un plan B, lo dicen los profesores, porque no solamente falla la conexión, que también, es que a lo mejor falla la impresora, o el programa, los fallos tecnológicos se producen. Claro, también las políticas de planificación para dotación de TIC en los centros tienen que estar muy bien pensadas, porque a veces son incompatibles los recursos que se introducen. Por ejemplo, sería más fácil si en cada aula instalas un pequeño centro tecnológico con tres o cuatro ordenadores que si los llevas todos a un aula de informática; que esto lo exige la ley, pero empieza luego a organizar horarios, espacios y demás para reservar, cuando realmente el desarrollo de la enseñanza es en el aula, el profesor con sus alumnos. Son muchos elementos los que intervienen y que afectan al rendimiento que se puede obtener de este tipo de herramientas TIC.
Otra clave está también en la formación de los profesores, que no siempre es la adecuada.
En los nuevos planes de estudios ya está incorporada esta formación, pero, en general, la plantilla del profesorado de los centros escolares en España tiene una edad media bastante alta; eso puede también explicar en parte que no se usen las TIC.
El 34% de la plantilla docente no universitaria supera los 50 años…
Efectivamente, y en estos casos es mucho más difícil, aunque desde luego si los profesores ven que es útil, que va a mejorar el rendimiento de los alumnos, sí que apuestan por las TIC.
De momento, según las conclusiones de sus primeros trabajos, “las tecnologías adoptan un papel subsidiario: el profesor se apoya en ellas para desarrollar las tareas y los contenidos y no cambia su forma de actuar por incorporar el recurso digital”. ¿En qué punto nos encontramos para que las TIC sean de verdad una herramienta educativa integral?
Esta es una cuestión que al final depende de cada profesor, de que cada uno valore hasta qué punto, en su manera de enseñar, es importante incorporar o no las TIC. Porque a veces se presiona a los profesores y no las encuentran valiosas, y entonces no las utilizan. También es importante desarrollar herramientas software y aplicaciones que estén pensadas por y para la enseñanza, que surjan desde el propio contexto de la enseñanza para solucionar y para abordar asuntos o particularidades de lo que se hace en las aulas.
“La producción en general está concentrada en editoriales y empresas
que no arriesgan por la innovación, porque ya tienen productos
muy consolidados; véase el libro de texto o los libros digitales,
que se están ofreciendo con un formato copiado de los de texto”
Hay algunas herramientas de gestión que pueden ser útiles, por ejemplo, para gestionar las evaluaciones, pero hay otras muchas que se podrían incorporar. Yo recuerdo a una profesora de Infantil que diseñaba sus propios materiales, siempre, a lo largo de toda su carrera profesional, y lo que las TIC le ofrecieron fue poder pasar esos materiales propios en formatos analógicos a digitales. Para ella fue un verdadero desafío profesional y una manera de formarse que valoró enormemente; pasó todos los materiales de uso particular que ya había contrastado con el trabajo de los alumnos, materiales extraordinariamente valiosos, porque habían surgido de su experiencia directa del aula y tenían sentido. Este tipo de experiencias se deberían fomentar, pero claro, la producción en general está concentrada en editoriales y empresas que no arriesgan por la innovación, porque ya tienen productos que están muy consolidados, véase el libro de texto o los libros digitales, que se están ofreciendo con un formato copiado de los de texto. No apuestan, porque no quieren arriesgarse, y menos en un campo donde todo se copia rápidamente. Habría que trabajar desde las iniciativas que en los centros ponen en marcha los propios profesores, fomentar esto, promocionarlo y darle la oportunidad para diseminar ese conocimiento, que tiene mucho valor.
¿Usted cree que las TIC supondrían un avance necesario en la mejora de la educación?
Yo no creo que tengamos que hablar ni de avance, es que no se puede dar la espalda a las TIC, se tienen que ir incorporando de distintas maneras a la educación; lo que no puedes es vivir ajeno a lo que está sucediendo en el contexto más próximo. Yo no daría pie ni siquiera al debate, hay que incorporarlas, tienen que formar parte de la práctica habitual. Cuando las tabletas en las aulas sean invisibles, como lo es el libro de texto, cuando sean una elemento cotidiano, estaremos en el camino correcto. Esto es lo que debería ser, que ni siquiera se hablara de ello, lograr que estén como están los lápices, los cuadernos, las pinturas de colores, los ábacos, los libros… Deberían ser algo a lo que recurrimos como recurrimos al resto de materiales didácticos.
Para personas con necesidades educativas especiales son un soplo de aire fresco, pero en ámbitos muy específicos y casi siempre de la mano de proyectos de entidades sociales, porque en la enseñanza normalizada también es una laguna importante.
En nuestro grupo de investigación hay dos investigadoras principales (IP), una soy yo y la otra es Ana Belén Domínguez Gutiérrez, que es quien desarrolla la línea que tiene que ver con las necesidades educativas especiales, con proyectos muy interesantes financiados por el Ministerio de Educación, y ella tendría mucho que aportar en este sentido. Lo que yo entiendo es que muchas veces las TIC vienen a eliminar esa barrera que los alumnos tienen por causa de una discapacidad o un déficit. Todos los sistemas alternativos de la comunicación abren muchas posibilidades que antes ni se soñaban. Pero son recursos o instrumentos que tienen que estar muy en función de las características de cada individuo, de uso muy particular, que requieren un esfuerzo añadido por parte de los docentes. Quizá si hubiera otra filosofía y estuviéramos más habituados a que en clase haya más de un profesor, como ocurre en otros países, el tratamiento diferenciado no sería tan evidente. Aquí, como mucho, hay un profesor de apoyo, que lo que hace es subrayar más lo que es distinto en alumnos con necesidades especiales, y las aulas son un mundo muy complejo.
Es interesante lo que dice sobre la enorme complejidad que se da en cada aula…
Sí, porque son 25 alumnos, en el mejor de los casos, cada uno con su personalidad y sus particularidades, y un solo profesor que tiene que gestionar un ambiente para tenerlos motivados, interesados por lo que hacen, siempre ocupados, gestionando tiempos, espacios, recursos de múltiples características… Es un mundo muy complejo.
¿En la educación, al final, qué nos falta: recursos, voluntad, formación…?
En la educación manejamos muchísimos elementos, porque un niño es lo que su familia es; un centro es toda la plantilla de profesores, más las instalaciones, más los recursos, la formación que han recibido esos profesores… La clase es el conjunto de experiencias que todos esos niños han venido experimentado a lo largo de toda su escolarización, pero también es una administración educativa que establece unas normas que hay que cumplir, hay hasta un Parlamento que cada poco discute una ley nueva. ¿Qué nos falta? Muchas cosas. ¿Qué tenemos? Pues también muchas cosas; pero no se pueden hacer análisis simplistas ni se pueden plantear medidas simplistas, porque cuando intervienes en un aspecto, no puedes perder de vista que está relacionado con otros muchos y que la capacidad de modificación depende de muchas cosas. Lo que hay que tener claro es qué valor le damos a la educación desde el punto de vista principalmente político, pero todos nosotros, como sociedad democrática, también debemos preguntarnos qué importancia le damos, qué papel le otorgamos a la educación, y en función de eso, ir desarrollando a medio y largo plazo, nada de cortoplacismos, una apuesta en la que todos participemos. El problema es que la educación muchas veces no es más que un tema de debate y de enfrentamientos, en lugar de ser un aspecto en el que todos trabajemos por una apuesta de futuro.
¿Un pacto de Estado del que todo el mundo habla, pero que nadie ha liderado?
No sé si un pacto de Estado, eso debería darse por supuesto, pero sobre todo un compromiso de los centros escolares como núcleos desde donde se trabaja, también desde las familias, que descargan mucha responsabilidad, y buena parte de lo que van a ser sus hijos está en manos de profesores, de centros, de todo el sistema educativo. Un pacto de Estado, por supuesto, para que no anden peleando todo el día y discutiendo sin sentido, pero también un compromiso de todos lo que participan en la Educación, porque es muy importante para nuestro futuro.
“Hay que tener claro qué valor le damos a la educación desde el punto de vista político, pero todos nosotros, como sociedad democrática, también debemos preguntarnos qué papel le otorgamos a la educación”
La educación es una palabra inmensa y, sin embargo, nos empeñamos en hacerla pequeña todos, no sólo los políticos. ¿Cuáles son los principales males que acechan a la educación, sin caer, como bien dice, en un análisis simplista?
Cuando investigas te acostumbras a centrarte en un aspecto, porque es imposible abarcarlo todo; a partir de ahí, derivar propuestas que puedan abarcar toda la educación lo veo como algo casi imposible. Desde el punto de vista del ámbito en el que yo me he movido, que es el análisis de las TIC en las aulas, te diría que hay que trabajar más con los profesores, con las propuestas que ellos elaboran y con el conocimiento que generan en sus prácticas de aula; facilitarles que diseminen sus experiencias, que las hagan públicas, valorarlos en ese sentido, en que son profesionales con un conocimiento que es muy valioso. Si esto lo trasladas al ámbito general de la educación, pues habría que escuchar más a los profesores como unos de los profesionales, a pie de obra, que tienen más que decir en la educación y sobre cuáles deberían ser las medidas a tomar en el terreno político que pudieran ser más valiosas.
Estando en la Facultad de Educación, casi es lógico que barra para casa y apueste de forma rotunda por los profesores, pero en general ¿cree que los docentes españoles tienen una vía de acceso adecuada para que se les pueda presuponer una buena formación? ¿Tenemos un profesorado bien formado en España?
En los últimos tiempos se ha hecho una apuesta bastante importante para profesionalizar de manera más rotunda la formación de los profesores; se ha pasado de una diplomatura a un Grado, y así se valora con más peso la labor que ellos llevan a cabo. Todo lo que vaya en esa vía me parece relevante. Por otro lado, hay un debate constante sobre la necesidad de seleccionar mejor a los futuros profesores, lo cual posiblemente tenga cierta racionalidad, es decir, que si tú apuestas por la Educación, lo que querrías es que las personas más valiosas desde el punto de vista intelectual fueran los que formaran a la futura sociedad. Se podría pensar en hacer una selección más rigurosa de los que acceden a la carrera docente, que no sólo viniera por la parte intelectual, sino también por ciertas actitudes, aptitudes y cierta vocación, en el sentido clásico de la palabra; incluso contemplar otras posibilidades, como que se pueda completar la formación antes de que accedan a su plaza, con un sistema como el de los médicos, un MIR docente. Todo esto contribuiría a darle más valor al ejercicio profesional de la docencia frente a la sociedad, para que se pudiera decir “van los mejores”, los que ya tienen una inquietud, una vocación; la formación inicial de la Universidad, ya mejorada con la categoría de Grado, y además con una incorporación que requiere un proceso en el cual existe una preparación de profesionales ya consolidados hacia los que están todavía en ciernes.
Parece un sistema lógico y con garantías para quien tiene en sus manos un derecho fundamental, al igual que lo es la Sanidad…
Igual que en la Sanidad, ser docente lleva consigo una formación especializada, pero también un ejercicio profesional, un conocimiento que se adquiere con la práctica, esto es así, es ineludible. Cuando tú trabajas con profesores te das cuenta del saber hacer de quienes ya tienen una experiencia y han reflexionado acerca de ella, y de las estrategias limitadas que todavía tienen los novatos, lo cual es lógico, pasa en otros ámbitos en los que la práctica tiene un peso importante, como es la Medicina o la Ingeniería. La formación se puede mejorar, pero ya se han dado pasos en positivo, y además estamos en un ámbito en el que también hay que plantearse que la formación es continua.
Necesidad de formación y de reciclaje, pero también de repuesto. Como hemos señalado, el 34% de la plantilla docente supera los 50 años, según el informe del Consejo Escolar del Estado de 2017, y aunque hay procesos selectivos, sigue existiendo una tasa de interinidad enorme. Males del profesorado que sí tienen una carga importante para que la educación avance.
Sí, por supuesto. Es evidente que si las plantillas en los centros tienen un porcentaje muy alto de interinidad, el compromiso de los profesores con el proyecto educativo va a verse mermado. Si estoy aquí tres meses y luego cuatro en otro sitio, voy a tener un vínculo con el centro por un tiempo tan reducido que no me voy a comprometer, o es más difícil que lo haga. Pero se pueden tomar medidas de diversa índole, por ejemplo, hacer una especie de contratos con los centros: si garantizamos que las plantillas van a ser estables durante cinco años, el centro se comprometería a elaborar un proyecto especialmente innovador. No se trata de hacer fijos a los interinos o de hacer funcionarios a todos los docentes…
“Se podría pensar en hacer una selección
más rigurosa de quienes acceden a la carrera docente,
no sólo valorando lo intelectual, también actitudes, aptitudes
y vocación, e instaurando también un MIR educativo”
¿Puede haber microgestiones educativas?
Pues sí, efectivamente. Porque el funcionariado a veces se acomoda en exceso, si no tiene unos objetivos.
Se acomodan mucho; no hay más que escuchar a los niños, que son los protagonistas, o al menos los destinatarios de esa educación, decir que los profesores “les sueltan el rollo” y se van, no les motivan, no les entretienen, no les sugestionan, no son diferentes, no utilizan las TIC, no despiertan interés. Claro, habrá centros y centros..
Mi experiencia es que hay muchas diferencias entre los centros educativos y, dentro del mismo centro, muchas diferencias entre los profesores, porque la labor del docente es un trabajo muy individual. Al final, tú entras en tu clase, cierras la puerta y haces muchas veces lo que quieres, hay mucha libertad. Y esto está muy bien, porque puedes diseñar con autonomía proyectos más innovadores, pero por otro lado te puedes sentir aislado, tienes el peligro de las rutinas, que también pueden ser valiosas, porque el trabajo de aprendizaje es duro, y si consigues incorporar rutinas que son interesantes porque permiten crear hábitos de disciplina en los alumnos, también es importante. Todo hay que contemplarlo, no se trata todo el rato de dar saltos y jugar, pero en el trabajo docente al final te puedes sentir muy aislado.
Permítame que me siga poniendo del lado de los alumnos, porque, en general, se les ve poco motivados…
Claro, porque aprender es duro. Los alumnos están muy enganchados a las TIC fuera de las aulas, pero ¿qué les ofrecen en esos momentos de ocio? ¿Qué están haciendo, jugar al Call of Duty? Está muy bien jugar a éste o a otros juegos, ¿pero las tardes enteras haciendo eso? A mí me parece que esto empobrece más que nada. El aprendizaje es duro; en las aulas, lo que tienen que hacer es aprender y, en ese sentido, claro que hay momentos de aburrimiento a lo largo de las cinco horas o más que están en clase, pero que pongan en una balanza las tareas, el tiempo y la dedicación a la enseñanza con el tiempo que están frente a las pantallitas. No se pueden comparar ambas cosas, no tienen nada que ver. En un caso se está formando intelectualmente a una persona, tratando de que desarrolle todas sus capacidades afectivas, intelectuales y sociales para que llegue a formarse como un ciudadano capaz de desenvolverse en la sociedad, que respete los derechos humanos, capaz de desempeñar una profesión, y lo otro es entretener, en muchos casos, de manera muy superficial.
“El aprendizaje es duro; claro que hay momentos de aburrimiento
a lo largo de las cinco horas o más que están los alumnos en clase,
pero que pongan en una balanza las tareas y dedicación a la enseñanza
con el tiempo que están frente a las pantallitas”
¿La educación es otra de las grandes perjudicadas, junto con la Sanidad, de la descentralización de España, de convivir con varios sistemas educativos?
No soy partidaria de la descentralización, sí de cierto grado de autonomía que acerque la gestión al usuario, pero hay ciertas cuestiones en las que se debería garantizar un mínimo básico que, además, procure la igualdad entre todos los que participamos de un proyecto común. En la situación actual se producen muchas contradicciones, por ejemplo, en el caso de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), disponemos de 17 currículum diferenciados por comunidades autónomas, lo que significa que estos exámenes son distintos, con unos niveles que no son equivalentes y, sin embargo, hay distrito universitario único. Estas contradicciones no deberían permitirse, es un tratamiento desigual de ciudadanos que participan de un proyecto común.
Luego se generan polémicas, como cuando la ex ministra Isabel Tejerina dice que lo que sabe un niño de 10 años en Castilla y León es lo que sabe uno de 8 en Andalucía. Y lo peor es que es verdad, porque hay muchas desigualdades, lo dicen el informe PISA y otros muchos estudios relativos también a la Sanidad o a la Justicia, algo extremadamente grave…
Esto es una opción política que debe discutirse en el Parlamento; si esto es así es porque se ha llegado a acuerdos políticos para que así sea. Los de Castilla y León sacan mejores notas en los exámenes PISA que los de Andalucía, ¿pero eso significa que son más listos? No, sólo que sacan más nota. Eso es lo que dijo ella, y es una realidad, como lo es también que tengamos un sistema sanitario que no sea común con muchas trabas para que haya acceso fácil de todos los ciudadanos a todos los servicios en igualdad de condiciones, por ejemplo.
Desigualdades que a nivel global son también extremas entre unos países y otros. Según la UNESCO, en 16 países el nivel de alfabetización es menor al 50%, mostrando que muchas personas no saben leer, ni escribir, ni tienen las competencias básicas para evolucionar. ¿Es también la falta de educación uno de los grandes males de la humanidad?
Yo creo que es más grave que no tengan para comer, pero desde luego uno de los retos de la educación en el siglo XIX y en el XX fue la alfabetización, porque las personas no alfabetizadas no tienen las herramientas para acceder a todos los ámbitos de la cultura o del desarrollo profesional. Sigue siendo un desafío a nivel global; afortunadamente, en nuestro país ya no lo es, pero no hace tanto seguíamos teniendo un índice de alfabetización bastante bajo. Ahora en España existen otras necesidades que ya hemos venido comentando a lo largo de la entrevista.
¿Son las universidades la esperanza del futuro educativo? ¿Es aquí donde tiene que generarse el conocimiento para avanzar, para transferir conocimiento a la sociedad? ¿Está la universidad preparada para ese avance?
El conocimiento que se genera en la universidad en el ámbito educativo no tiene mucha repercusión en la sociedad, ni siquiera con bastante frecuencia tiene repercusión en los centros y en los profesores, porque en este país no existe esa relación estrecha con las tareas de divulgación, o porque desde el ámbito político no se consulta a los que poseen el conocimiento. No se ejerce el poder de forma racional, sino el ejercicio del poder por el poder.
“En la Educación, como en la Sanidad, hay que garantizar un mínimo básico en España que, además, procure la igualdad entre todos los que participamos de un proyecto común”
Desde nuestro campo, cuando nos planteamos las investigaciones, como siempre estamos trabajando en centros y con profesores, lo que queremos es que les llegue el conocimiento que generamos. He de confesarte que estoy muy satisfecha en este sentido. Primero, con la colaboración de los profesores, porque nosotros incluso les pedimos instalar cámaras en las clases, les grabamos, y es lógico que haya reticencias, como las tendría cualquier profesional que ve que le inspeccionas su labor, y sin embargo, muchos nos han abierto las puertas. Lo mínimo que tenemos que hacer es que el primer agente al que notifiquemos lo que averiguamos o las explicaciones que encontramos a lo que ocurre en el aula sea el profesor. En estos casos, además, vemos que existe un efecto multiplicador; hemos empezado con un profesor que introduce las TIC y, a partir de ahí, al comentar su experiencia en el equipo docente, se empieza a interesar. En el caso de la educación, los que nos dedicamos a investigar deberíamos hacer un esfuerzo por que esos resultados vayan a las aulas, se los expliquemos y trabajemos conjuntamente con ellos, que además tienen mucho que aportar.
Parece lo indicado, ¿por qué no es así?
El mundo científico se mira mucho el ombligo; como tenemos nuestros congresos, nuestras revistas y nuestras redes de comunicación, nos alimentamos a nosotros mismos. Hemos obtenido estos resultados, los hemos publicado, los comentamos con colegas y a veces se nos olvida que el verdadero valor estaría en que eso repercutiera. Los profesores no leen esos artículos científicos, es más apropiado que tú vayas allí y hables con ellos sobre lo que ellos hacen y que entre todos construyamos para mejorar.
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