El amor como inversión

Es bien sabido que el principal objetivo de un empresario es generar beneficios gracias a su negocio, reduciendo lo más posible los costes. Aquí reside la principal diferencia con las Empresas solidarias, a las que no les importa asumir un coste adicional ofreciendo, por ejemplo, prácticas laborales a personas atendidas por Cáritas o aportando un donativo económico.

Estas entidades son conscientes de la precaria situación en la que viven muchas personas de nuestro entorno y están dispuestas a echar una mano para generar un impacto positivo en la sociedad que no deje a nadie atrás.

Mi padre es emprendedor, y desde pequeña soy muy consciente de lo que cuesta sacar un negocio adelante con todas las dificultades a las que hay que enfrentarse. Él gestiona una administración de fincas y, en vez de contratar a una gran empresa para solventar algún problema en una comunidad como, por ejemplo, la rotura de una tubería, siempre intenta contratar a personas individuales que sabe que agradecerán una paga más al mes.

Las empresas españolas cuentan con una fuerte capacidad como agentes de transformación social y las estratégicas alianzas que muchas de ellas tejen con Cáritas Salamanca ayudan a generar vínculos de confianza y a sensibilizar a sus grupos de interés.

Por eso, Cáritas celebró ayer, día 20, un acto de agradecimiento a todas las empresas que colaboran con ellos poniendo en alza su apoyo incondicional a su labor durante años. Debemos apostar por una economía más humana y solidaria para posibilitar la construcción de un futuro más inclusivo