A vueltas con los cigarrillos electrónicos

Durante la semana previa a la celebración del 31 de mayo, Día Mundial Sin Tabaco, se ha vuelto a hablar mucho de los cigarrillos electrónicos. Este es un tema que ya hemos abordado en Salud a Diario, sin embargo, parece que muchos fumadores continúan sin tener claro si los e-cigarretes (que también así se denominan) son inocuos y si son un buen método para dejar de fumar.

Según una encuesta reciente, el 36% de los fumadores, el 29% de los ex fumadores y el 28% de los no fumadores desconoce que los e-cigarrillos son perjudiciales para la salud. Por ello, quizás hay que volver a insistir en los mensajes que quiere transmitir a la población la Organización Mundial de la Salud, en particular, y los médicos, en general: no son inocuos y no son una ayuda para dejar de fumar.

¿Qué es y como funciona un cigarrillo electrónico? El cigarrillo electrónico es un dispositivo que está constituido, básicamente, por tres elementos: la batería, el atomizador y el cartucho. Estos tres elementos se ensamblan unos con otros y forman un dispositivo que tiene el aspecto de un cigarrillo. Cuando el sujeto vapea y la batería entra en funcionamiento, se calienta el atomizador, el líquido se vierte en el interior del mismo y se convierte en vapor.

¿Son dañinos para la salud? El cartucho está cargado con líquido que puede contener diferentes sustancias: propilenglicol, glicerina y, en ocasiones, nicotina. El vapor que es inhalado por el consumidor contiene diferentes sustancias: formaldehido, acetaldehído, acroleína y diversos metales pesados. Estas sustancias, aunque se encuentran en cantidades más bajas que las que se detectan en los cigarrillos habituales, tienen capacidad para producir patología en humanos.

No se puede asegurar que su inhalación no sea dañina para la salud de quienes los utilizan. La FDA (Agencia de Drogas y Alimentos de Estados Unidos) ha encontrado que con este tipo de cigarrillos, además de las sustancias antes citadas, se liberan también nitrosaminas, que son agentes cancerígenos. Recientemente, en La Coruña, un paciente sufrió una neumonía lipoidea por la que estuvo a punto de fallecer. Apenas estamos empezando a conocer los problemas que pueden causar. Los neumólogos hemos alertado de que no existen garantías de que su uso no genere problemas de salud.

¿Son un buen método para dejar de fumar? La OMS dice explícitamente que no se recomienda su uso como tratamiento para dejar de fumar. Algunos de estos cigarrillos contienen nicotina y, por eso, perpetúan la adicción física a la nicotina, pero es que incluso en los que no tienen nicotina perpetúan la adicción psicológica y conductual, al seguir usando el cigarrillo electrónico de la misma forma y con la misma gestualidad que los tradicionales. Por tanto, los e-cigarrillos no son un método para dejar de fumar.

¿Se pueden utilizar en espacios cerrados? El Congreso de los Diputados aprobó hace unos meses que su uso está prohibido en centros de salud, colegios (incluidos las zonas comunes al aire libre, como los aparcamientos), transportes y en aquellas oficinas de la Administración que estén de cara al público. Por el momento no se ha adoptado ninguna medida en relación con su utilización en otros espacios cerrados (cafeterías, por ejemplo), aunque se espera que la Comunidad Europea establezca una legislación más restrictiva a tal fin. Por otra parte, su uso, indistinguible en muchas ocasiones de los verdaderos cigarrillos, puede volver a hacer que fumar parezca normal y a que los adolescentes se enganchen al tabaco.

La Ley Antitabaco de 2010 ha modificado la actitud de la población frente al tabaco y a la percepción del mismo. El 86% de los fumadores creen necesario modificar la legislación para equiparar los cigarrillos electrónicos a los cigarrillos normales y, especialmente, para evitar la venta libre y que los menores de edad pueden adquirirlos, y también para que no se puedan utilizar en espacios cerrados.