Recomendaciones para hacer el Camino de Santiago sin riesgos para la salud de los pies

Como recuerdan estos profesionales, durante las rutas de peregrinación por el Camino de Santiago cualquier alteración puede producir una lesión de gran importancia. Por ello, consideran conveniente que, antes del inicio del trayecto, un podólogo realice al futuro peregrino un estudio biomecánico para observar si la marcha es normal o presenta alteraciones, evaluación que debe realizarse con el calzado que vaya a ser utilizado.

Durante una jornada organizada en el marco del 25 aniversario de la entidad para reivindicar el reconocimiento de la profesión, miembros del Copoga han realizado una andaina desde el Monte do Gozo a la Praza do Obradoiro y han distribuido entre los peregrinos información sobre la figura del podólogo y sobre los cuidados de los pies en el Camino de Santiago.

En este sentido, para que la experiencia resulte satisfactoria y sin grandes complicaciones para la salud de los pies, aconsejan utilizar calzado de trekking usado previamente y con suela amortiguadora de más altura en el talón que en el antepié –para evitar sobrecargas de la musculatura posterior de la pierna–, pero sin que presente desgaste o deformación. “El calzado debe mantener la estabilidad de nuestros pies, aportándonos sujeción para minimizar así el riesgo de lesiones”, apunta el presidente del Colexio, Juan Dios.

Calcetines secos para evitar hongos y ampollas

Otro aspecto fundamental para proteger los pies durante la peregrinación son los calcetines, que deben permanecer secos para evitar la aparición de hongos y ampollas. A este respecto, los podólogos gallegos recuerdan que es preciso tener en la mochila más de un par de calcetines a mano. Si los pies sudan mucho o se recalientan con las altas temperaturas del verano, no se debe dudar en cambiar los calcetines en medio del trayecto. Además, es recomendable usar calcetines técnicos y de algodón sin costuras, que se adapten al pie sin formar arrugas o dobleces.

Tras todo el día caminando una media de entre 25 y 30 kilómetros, en los descansos que se realicen durante el Camino de Santiago, se recomienda usar chanclas con sujeción para descansar los pies y que transpiren, tanto en las paradas como en el fin de la ruta. Otros consejos del Copoga hacen referencia al uso de bastones para tener más estabilidad y descansar entre cinco y diez minutos cada hora.

Un pequeño botiquín para el Camino de Santiago

Ante cualquier posible riesgo de lesiones o heridas, los profesionales del Colexio de Podólogos de Galicia recuerdan la importancia de llevar en la mochila un pequeño botiquín de urgencias, “ya que una simple ampolla mal tratada puede infectarse, causar dolor y cambiar el patrón de la marcha”, e incluso originar lesiones que obliguen a abandonar la peregrinación.

Este kit debe incluir una crema hidratante, vaselina pura o lubricante, antiséptico cutáneo para evitar infecciones en heridas o ampollas, apósitos para cubrir estas lesiones –apósitos de segunda piel, fieltros o simplemente gasas y esparadrapo–, así como polvos astringentes para controlar la sudación.

Un geolocalizador de clínicas de podología en la ruta

Por último, desde la institución colegial se recuerda que, ante cualquier problema de gravedad que el peregrino detecte en su pie o tobillo, lo aconsejable es acudir a un podólogo lo más pronto posible en alguna de las paradas de la ruta jacobea. Para ello, el Copoga dispone de una herramienta en su web donde los caminantes pueden buscar la clínica de podología más próxima a su ubicación.