La falta de financiación, de capacitación y de enfoque político son algunas de las barreras para la implementación efectiva de políticas destinadas a combatir la resistencia antimicrobiana, según un análisis detallado en el que participó personal investigador de ISGlobal. El documento, elaborado para la Comisión Europea bajo el programa EU4Health, también identifica medidas y buenas prácticas para superar dichas barreras, muchas de las cuales son comunes a todos los países.
Las bacterias resistentes a antibióticos son responsables de unas 670.000 infecciones y 35.000 muertes cada año en la UE. A nivel mundial, 1,27 millones de muertes cada año son atribuibles a la resistencia antimicrobiana, y esta cifra podría subir a 10 millones para el 2050 si no se toman acciones específicas.
El informe, publicado recientemente en el portal de la Comisión Europea, será de gran utilidad para guiar políticas e iniciativas para combatir este problema. El estudio fue coordinado por un panel de expertos, incluyendo a Jordi Vila, director de la Iniciativa de Resistencias Antimicrobianas de ISGlobal, y realizado por un grupo de trabajo en el que Sara Soto, directora del Programa de Infecciones Víricas y Bacterianas, ha participado como responsable temático.
El equipo realizó revisiones de literatura, entrevistas, encuestas y talleres involucrando a casi 500 actores de los 29 países de la Unión Europea junto con Noruega e Islandia, para hacer un análisis detallado de las barreras para la implementación efectiva de los planes nacionales de acción para la resistencia a antimicrobianos y de las medidas de prevención y control de infecciones en hospitales, centros de cuidado de larga duración, la atención primaria y las farmacias.
Barreras comunes a nivel político, clínico y de comportamiento
El análisis reveló problemas comunes a todos los países, independientemente de su tamaño o situación socioeconómica, tanto a nivel político e institucional (incluyendo el financiamiento), a nivel clínico (incluyendo el uso de guías y prácticas) y a nivel de comportamiento (de profesionales sanitarios y pacientes).
Las principales barreras incluyen financiación insuficiente para aplicar las medidas previstas en los planes nacionales de acción, falta de personal capacitado, falta de medidas específicas para los centros de cuidado de larga duración, y la participación limitada de las farmacias en la gestión de los antibióticos. También destacan la falta de enfoque a nivel político, la falta de indicadores armonizados para monitorear la implementación de los planes, y la falta de educación y sensibilización sobre el tema.
Heterogeneidad en la manera de reportar casos de bacterias resistentes en cada país de la UE
“Casi todos los países tienen planes de acción, la mayoría con un enfoque de ‘una sola salud’ (One Health) pero la implementación de los planes varía mucho y la dimensión ambiental no está suficientemente cubierta,” dice Sara Soto.
A nivel clínico hay una gran heterogeneidad en la cantidad y calidad de datos generados, así como en las maneras de monitorear y reportar las resistencias antimicrobianas. Los fallos son aún más marcados en los centros de cuidado de larga duración, donde hay una gran carencia de personal capacitado en el tema.
La Atención Primaria y las farmacias juegan un papel clave en garantizar el uso adecuado de antibióticos y cambiar los comportamientos de las personas, pero rara vez se les incluye en los planes nacionales. Una barrera comportamental importante es la presión del paciente para que el médico le recete antibióticos.
Recomendaciones y buenas prácticas
El informe no solo destaca problemas. También propone una serie de medidas para superar las barreras, e identifica buenas prácticas en los diferentes países. Por ejemplo, un puesto de alto nivel en el ministerio de Sanidad para coordinar la lucha contra la resistencia antimicrobiana, un sistema nacional de vigilancia para colectar datos de todos los laboratorios de microbiología clínica, el establecimiento de grupos locales para que el personal sanitario pueda intercambiar buenas prácticas de prescripción de antibióticos, y el uso de herramientas (tests o apps) en la atención primaria para facilitar el diagnóstico.
“Este estudio tiene por objeto apoyar la preparación de futuras iniciativas y políticas de la Unión Europea contra las resistencias antimicrobianas, incluyendo la implementación del plan de acción One Health,” señala Jordi Vila.
Artículo de referencia: Study on the barriers to effective development and implementation of national policies on antimicrobial resistance
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