Las personas mayores que viven solas y reciben una intensificación de la ayuda a domicilio tienen un 25% menos riesgo de ingresar en un centro que aquellas que no cuentan con un aumento de horas de apoyo, según el proyecto de investigación ‘Vivir Mejor en Casa’.
El estudio ha sido desarrollado por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) y ha presentado en Madrid sus conclusiones finales.
El proyecto ha sido impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 para promover un nuevo modelo de cuidados y ha sido financiado por los fondos europeos NEXT GENERATION UE. Esta iniciativa de investigación e innovación social se enmarca en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y se ha desarrollado durante tres años para promover un modelo de cuidados más humano, seguro y adaptado al entorno domiciliario de las personas mayores.
El estudio cuenta con un componente preventivo y otro desinstitucionalizador y ha analizado la realidad de las personas que viven solas y reciben apoyo de los servicios sociales y aquellas que están en un centro y quieren iniciar la transición de volver a casa.
Mejorar la atención domiciliaria
El componente preventivo tiene como objetivo principal mejorar la atención domiciliaria de personas mayores en situación de dependencia, incrementando las horas de ayuda a domicilio y formando a las personas cuidadoras mediante una intervención multicomponente para evitar o retrasar el ingreso en una residencia. Entre otros factores de riesgo, busca reducir la sobrecarga que enfrentan las personas cuidadoras no profesionales, habitualmente familiares.
Este componente se ha analizado en Cataluña, específicamente en Reus y Manresa entre 2023 y 2024, junto con el Ayuntamiento de Reus, el Ayuntamiento de Manresa y las entidades gestoras de servicios de ayuda a domicilio, la Fundación Educativa y Social y la Fundación Sant Andreu Salut. Especialmente alineado con la integración de recursos sociales y sanitarios, ha contado con el apoyo de la Agencia de integración Social y Sanitaria (AISS) de la Generalitat de Catalunya.
En Cataluña han participado 142 personas mayores, con una edad media de 85 años, y los cuidadores principales de su entorno, con una edad media de 66 años, siendo la mayoría mujeres cónyuges. El 69% de las personas cuidadoras llevaba más de cinco años cuidando, pero el 87% carecía de formación específica en cuidados.
Las familias participantes que recibieron una intensificación del servicio a domicilio junto con una formación en cuidados, mostraron una reducción en el deseo de ingreso en residencia y un 25% menos de riesgo de ingreso que aquellas que no tuvieron intensificación de horas ni formación.
Además, percibieron una mejor calidad de vida en relación a su salud aun teniendo una situación de dependencia; y se redujo la sobrecarga de las personas cuidadoras no profesionales, reflejaron además una mejora en su apreciación sobre los cuidados que recibía su familiar por parte de los servicios sociales y sanitarios.
Facilitar el tránsito de las residencias al hogar
El componente desinstitucionalizador se ha desarrollado en Navarra junto con la Agencia Navarra de Autonomía y desarrollo de las personas del Gobierno de Navarra y los ayuntamientos de Pamplona y Estella. La experiencia pionera, en la que se ha evaluado la voluntad de las personas mayores institucionalizadas y las barreras y facilitadores del entorno, ha permitido el éxito de procesos de tránsito de dos personas mayores y el desarrollo de un modelo único para el acompañamiento a personas mayores en procesos de desinstitucionalización.
Este componente, además, ha posibilitado el cambio radical del modelo de gestión de casos, adoptando un nuevo rol facilitador para la vida independiente en el marco de la Gestión de Apoyos. Su objetivo principal es evaluar la viabilidad de un proceso de desinstitucionalización en personas mayores, diseñado para facilitar su tránsito desde residencias hacia la comunidad, hacia un hogar, promoviendo entornos personalizados, seguros y sostenibles.
Un cambio en las políticas públicas
Destacadas figuras del ámbito social y sanitario han colaborado a lo largo del proyecto y han apoyado al equipo de investigación para trasladar los principales hallazgos y evidencias a políticas públicas.
Los resultados del proyecto refuerzan la necesidad, según los expertos, de aumentar la intensidad y personalización de los servicios de ayuda a domicilio (SAD), establecer programas de formación continua para personas cuidadoras en entornos domiciliarios y diseñar sistemas integrados de salud y apoyo social que prioricen la permanencia en el hogar.
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