La nariz, como inicio de la vía aérea, cumple funciones muy importantes en la respiración, ya que ayuda a filtrar y acondicionar el aire que llega a nuestros pulmones. Así lo demostró el científico sueco Sven Ingelstedt en los experimentos que llevó a cabo en la década de los 70 del pasado siglo, en los que demostró que el aire inspirado es más caliente y húmedo si respiramos por la nariz que si lo hacemos por la boca.
