Pese a hacer el MIR como internista, Raquel Blasco Redondo (Valladolid, 1965) no ejerce en un hospital, hábitat natural de estos especialistas. Fue su experiencia con usuarios de drogas por vía parenteral a finales de los 80, “los años vertiginosos de la epidemia de sida”, la que le permitió convertirse en responsable de la unidad de medicina interna del Centro Regional de Medicina Deportiva de Castilla y León (CEREMEDE), que se inauguraba entonces e incluía un laboratorio de dopaje.
