La investigación clínica temprana, la que corresponde a las fases I y II de los ensayos clínicos, es la que conlleva una mayor complejidad científica, pero también aquella que permite a los pacientes acceder a nuevas terapias de forma más prematura.
Los ensayos clínicos, esperanza para los pacientes de hoy y nuevos medicamentos para los del mañana
En el siglo XVIII, los marineros morían de escorbuto durante las largas travesías en barco. En busca de una solución, el médico escocés James Lind probó en 1747 distintos tratamientos en el que se considera el primer ensayo clínico de la era moderna. Desde entonces han pasado 276 años y la investigación clínica no ha hecho sino ganar importancia: es el último y fundamental paso para probar la seguridad y eficacia de los nuevos tratamientos que permiten avanzar a la medicina.
“Los ensayos clínicos en fases tempranas en cáncer están ganando mucho peso en España, ahora es necesario descentralizarlos”
Las fases tempranas de un ensayo clínico son aquellas en las que un fármaco se prueba por primera vez en humanos. Son las más complejas a nivel científico, pero también las que permiten acceder a un tratamiento más prematuramente a los pacientes que lo necesitan. Esto adquiere, si cabe, mayor importancia en el cáncer, donde en algunos casos un medicamento experimental es la única alternativa de curación.
Máximo histórico de ensayos clínicos en enfermedades raras
Actualmente, en el mundo existen más de 6.000 enfermedades raras y solo un 5% dispone de una herramienta diagnóstica o tratamiento.
Describen los desafíos para acercar las terapias celulares a los pacientes de Huntington
En los últimos diez años, la investigación en terapias regenerativas con células madre como estrategia para tratar las enfermedades neurodegenerativas ha avanzado de forma sustancial.