Una investigación publicada recientemente en la revista ‘BMJ Sexual & Reproductive Health’ ha encontrado que los discos menstruales —un dispositivo de silicona con forma de ‘cuenco’ que se coloca debajo del cérvix para recoger la sangre del periodo— pueden ser la mejor opción ante un flujo menstrual abundante, y también para detectar si la pérdida de sangre durante la regla es excesiva.
Un editorial vinculado a este estudio recuerda que una de cada tres mujeres presentan reglas abundantes. Aunque esta situación es frecuente, también puede ser un signo de problemas de salud subyacentes, como un trastorno hemorrágico o fibromas. La Tabla Pictórica de Evaluación de la Pérdida de Sangre (PBAC, por sus siglas en inglés), basada en el tipo, número y saturación de las compresas y tampones menstruales, se utiliza para detectar los flujos sanguíneos anormalmente abundantes. Sin embargo, otros productos de higiene menstrual alternativos, como discos, copas y bragas absorbentes, que están ganando popularidad, aún no se han incluido en esta tabla.
Pruebas con glóbulos rojos humanos
Además, las investigadoras, pertenecientes a la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (EE UU), señalan que no existe una norma industrial para las pruebas de capacidad, salvo en el caso de los tampones, debido a su relación histórica con el riesgo de síndrome de shock tóxico. Del mismo modo, destacan que la capacidad de absorción declarada por los fabricantes de estos productos se basa en pruebas realizadas con líquidos no sanguíneos, como agua o solución salina, “que no se parecen en nada a la sangre menstrual”.
En este escenario, para reforzar la base de pruebas y ayudar a mejorar la precisión del diagnóstico, las autoras del trabajo utilizaron por primera vez glóbulos rojos humanos para comparar la capacidad de absorción o relleno de 21 productos de higiene menstrual disponibles en la actualidad y de uso común.
Los productos incluían compresas normales de dos fabricantes distintos con diferentes capacidades de absorción, así como compresas para hemorragias posnatales; tampones de la misma marca con distintas capacidades de absorción; copas menstruales de la misma marca con distintos tamaños; cuatro marcas distintas de discos menstruales, incluidos tamaños pequeños y grandes dentro de la misma marca, y tres pares de braguitas de compresión superabsorbente (pequeñas, medianas y grandes).
El disco menstrual, la mejor opción ante reglas abundantes
Los resultados de las pruebas mostraron que, de media, los discos menstruales retenían la mayor cantidad de sangre, 61 ml, y una marca en concreto (Jiggy), 80 ml, lo que es indicativo de una pérdida excesiva de sangre; las bragas absorbentes retenían la menor cantidad, 2 ml de media, independientemente de la talla.
Las compresas frías perineales —destinadas a las hemorragias posnatales— y un par de braguitas para la regla sólo retenían 1 ml cada una. Los tampones, las compresas y las copas menstruales contenían cantidades similares: 20-50 ml.
En su estudio, las investigadoras descubrieron también que, por lo general, la capacidad de absorción declarada por los fabricantes no coincidía con la real. “Observamos que el etiquetado de la capacidad del producto no coincidía con nuestros resultados: la mayoría de los productos declaraban tener una capacidad mayor de la que se desprendía de nuestras pruebas. Sospechamos que esto se debe a que los productos se probaron con líquidos no sanguíneos, como agua o suero fisiológico”, señalan.

Útil para detectar un sangrado menstrual excesivo
Las especialistas de la Universidad de Oregón reconocen varias limitaciones en sus hallazgos, ya que los resultados de las pruebas de laboratorio no son los mismos que los obtenidos en personas. Asimismo, aclaran, razones de comodidad y conveniencia pueden inducir a las mujeres a cambiar de producto antes de la saturación, lo que puede sobrestimar el flujo sanguíneo abundante.
Asimismo, advierten que aunque los glóbulos rojos se asemejan a la sangre menstrual más que el agua o la solución salina, siguen sin acercarse a la realidad.
Sin embargo, concluyen: “Conocer mejor la capacidad de los nuevos productos menstruales puede ayudar a los médicos a cuantificar mejor la pérdida de sangre menstrual, ofrecer pruebas diagnósticas en caso necesario y tratar con precisión [la hemorragia menstrual intensa]”.
Un tabú que obstaculiza la investigación
En un editorial vinculado, el Dr. Paul Blumenthal, de la Universidad de Stanford, y sus colegas señalan que las mujeres pueden llegar a tener más de 400 ciclos menstruales a lo largo de su vida.
“A pesar de que 800 millones de mujeres de todo el mundo tienen la regla todos los días, la menstruación sigue siendo una especie de tabú, una postura que ha obstaculizado la investigación y ha transformado un proceso corporal normal en algo que a menudo se asocia con el estigma y la normalización del dolor“, argumentan los ginecólogos.
“En consonancia con la investigación sobre la salud de la mujer en general, la investigación centrada en la menstruación ha estado —y sigue estando— infrarrepresentada en la literatura médica”, agregan.
Solo 400 estudios sobre la menstruación en las últimas décadas
Los datos ponen de manifiesto esta afirmación. Entre 1941 y 1950 solo se publicó un estudio sobre la sangre menstrual, y en las últimas décadas apenas se han publicado 400 trabajos. Esta cifra contrasta con los cerca de 10.000 estudios sobre disfunción eréctil realizados en el mismo periodo, señalan los especialistas.
En este sentido, subrayan la necesidad de disponer de más datos fiables, “porque la menstruación conlleva una serie de costes económicos que van desde la compra de productos de higiene menstrual y analgésicos hasta bajas laborales y escolares”.
Del estigma a la “oportunidad clínica”
También se está empezando a demostrar que la sangre menstrual puede servir para diagnosticar enfermedades como la endometriosis y la diabetes, así como la presencia del virus del papiloma humano (VPH), asociado al cáncer de útero.
“Con tantas posibilidades de obtener valor clínico de la sangre menstrual, casi se puede imaginar un futuro en el que el estigma menstrual sea sustituido por la oportunidad clínica”, sugieren los autores del editorial, que concluyen: “Un conocimiento profundo de la compleja dinámica del ciclo menstrual normal, junto con el uso adecuado de productos menstruales apropiados, constituye la base esencial para mejorar la calidad de vida y proporcionar una mejor atención [a las mujeres]”.
Referencia científica:
DeLoughery E, Colwill AC, Edelman A, et al. ‘Red blood cell capacity of modern menstrual products: considerations for assessing heavy menstrual bleeding‘. BMJ Sexual & Reproductive Health. doi: 10.1136/bmjsrh-2023-201895
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