
En la pasada campaña electoral para las europeas, Felipe González dejó caer la posibilidad futura de un Gobierno de coalición PP-PSOE. A continuación, Núñez Feijóo propuso crear una comisión de expertos para promover un Pacto por la Sanidad, y sugería a Felipe como presidente.
Mientras escuchaba tan sorprendentes noticias, pensaba: ¿cómo se come esto?
En 1990 se creó una comisión parlamentaria para la reforma del joven Sistema Nacional de Salud (SNS). La presidió Abril Martorell (UCD), el presidente de Gobierno era Felipe González y el jefe de la oposición, Aznar.
Aquella comisión sacó 64 recomendaciones. Éstas son algunas: separación de las competencias del SNS en financiación, compra y gestión de la Sanidad; copago del usuario; desaparición de la gratuidad en farmacia para los pensionistas; contratación directa de sus trabajadores por parte de hospitales y centros de salud; impulso a las mutualidades y entidades colaboradoras; pago con cargo a la Seguridad Social, en vez de a los presupuestos; aumento del tamaño de las áreas de salud… Esto es presente, es lo que está pasando ahora, pero se fraguó entonces.
Pero volvamos al pasado. Con excepción del impulso a las mutuas, los socialistas dejaron este informe (pacto) en el cajón mientras gobernaron; dentro del PSOE, respecto a la Sanidad siempre han tenido el corazón partido, y habría gente a favor y en contra de tales medidas destructoras del joven SNS, pero las ideas del Informe Abril estaban ahí, se retomaron con fuerza en el periodo de Gobierno del Partido Popular y empezaron a ponerse en práctica con la Ley de Nuevas Formas de Gestión (1997). Los populares no se atrevieron a ir muy rápido en la primera legislatura por falta de mayorías. Por entonces, Feijóo era director del Insalud.
Luego vino la etapa de un PP sin complejos en la privatización o, mejor dicho, en la entrega de la Sanidad pública a especuladores financieros; como máximos exponentes tenemos Madrid y Valencia, pero con antecedentes en la Galicia de Romay Becaría y Feijóo.
En 2013, el llamado Foro de la Profesión Médica, con los sindicatos, partidos y el Gobierno, suscribió otra vez un pacto como salida a la prolongada huelga y a las mareas ciudadanas contra la privatización en Madrid. No ha salido adelante por falta de acuerdo en torno a la universalidad de la asistencia. Afortunadamente, hay matices por los que no terminan de ponerse de acuerdo del todo, y así se va sujetando el sistema.
Y ahora Feijóo propone otra comisión y otro pacto para la Sanidad, el mismo que se arrastra desde el 1991, con los mismos protagonistas, el pacto que muchos desean para acabar de una vez por todas con el sistema sanitario público, la herida por la que, desde entonces, se va desangrando.
Si al partido de centro-izquierda se le va la izquierda, que se le ha ido, y al partido de centro-derecha se le fuera la derecha, que se le está marchando, la coalición que sugería Felipe estaría servida, y en el tema sanitario los acuerdos serán fáciles entre quienes comparten la idea de la Sanidad como consumo y negocio y, además, se mueven en la ola de lo que exigen los mercados.
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