Resulta sorprendente que algunos hospitales de Castilla y León, entre ellos el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), no dispongan de historia clínica electrónica. Son muchos los hospitales del Servicio Nacional de Salud que cuentan con la misma desde hace muchos años y funcionando a plena satisfacción de pacientes y profesionales.
¿Por qué en Castilla y León la historia electrónica no está implantada? ¿Cuántos modelos de historia electrónica se han contratado con distintas empresas en los pasados diez años sin que ninguno de ellos haya llegado a implantarse de forma generalizada? En Atención Primaria tienen amplia experiencia acerca de distintos programas y distintas versiones que, en muchos casos, no eran compatibles. En Atención Especializada únicamente se dispone de algún modelo en pilotaje en algún área de salud.
Uno se pregunta si no habría sido más fácil adquirir algún programa ya pilotado en otros servicios de salud y ponerlo en marcha en Castilla y León, con las modificaciones que fuera necesario para adaptarlo a nuestras necesidades, que, por otra parte, no deben ser diferentes de las del resto de servicios sanitarios españoles.
Cuando se habla de aumentar la eficiencia de los servicios sanitarios hay que resaltar que la historia clínica electrónica es la medida más eficiente que se puede implantar. Disponer de un sistema de intercambio de información (historia clínica y exploraciones complementarias) entre los dos niveles asistenciales disminuiría el tiempo de espera de los pacientes y la repetición innecesaria de pruebas, reduciendo el coste y permitiendo ofrecer una mejor asistencia a los pacientes.
Además, significaría una mejora de la calidad asistencial, previniendo errores asistenciales que el propio programa detectaría emitiendo alarmas y aumentando el margen de seguridad de las intervenciones sanitarias. Es decir, que aumentaría la calidad y disminuirían los costes, lo que en términos de gestión se conoce como aumento de la eficiencia.
La eficiencia es producir más salud a menor coste, y la eficiencia de una organización sanitaria se mide por la mayor producción de servicios productores de salud por los recursos empleados. Se puede aumentar la eficiencia produciendo más y mejores servicios, disminuyendo el coste de los que se producen, o ambas cosas. Pues bien, la historia clínica electrónica significa mejorar la relación entre costes directos (derivados de los recursos humanos y técnicos empleados para producir servicios apropiados) e indirectos (reduciendo el consumo innecesario y eliminando servicios no apropiados), además de garantizar una mejora de la calidad.
Por ello no resulta fácil comprender qué sucede para que distintos programas de historias clínicas electrónicas se sucedan a sí mismos o a otros programas, sin disponer de una verdadera historia que integre toda la información relacionada con cada paciente.
Como ya he señalado anteriormente, esta es la primera y más básica herramienta para hacer más eficientes los servicios sanitarios. Sin la historia clínica electrónica integrada el resto pueden ser sólo fuegos de artificio.
Otra cuestión diferente, pero muy relacionada, es la necesidad de disponer de otros instrumentos electrónicos complementarios: una tarjeta sanitaria con la información básica del paciente, y páginas web de los centros sanitarios que sirvan para facilitar la gestión de servicios por los ciudadanos y para que los pacientes accedan a información que evite muchas consultas en los centros sanitarios y también muchos desplazamiento a los centros de salud y hospitales. Eso también es aumentar la eficiencia.
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