Mueren los pobres mientras los ricos se nutren.
Veinticuatro años después de que esta guerrillera de grandes batallas comenzara a denunciar con su pluma las consecuencias nefastas, incluso mortales, de las pócimas que introducen en infinidad de productos alimenticios que se comercializan libremente en las pequeñas y grandes superficies del país, recientemente han saltado pequeñas chispas para retirar algunos víveres y medicamentos, posiblemente para tapar bocas de los que queremos vivir sanos, de los que nos negamos a comulgar con ruedas de molino.
Es evidente que, en esta España de pandereta y castañuelas, las cosas llegan demasiado tarde y, pese a llevar tantos años dentro de la UE, seguimos siendo el culo de Europa detrás de un peñón.
A este pequeño encendido de cerilla hay que añadir el tema de los medicamentos que se venden en las farmacias sin ningún tipo de receta médica (analgésicos, cremas para aliviar los dolores musculares, aceites para el masaje de pies diabéticos y un largo etcétera) y que la mayoría de ellos no sirve absolutamente para nada y cuyo precio sobrepasa de los treinta y nueve euros (39,90), en el caso de la crema de pies, sin que el costo venga impreso en los envases. Digamos que los laboratorios cada día más millonarios y el proletariado español cada vez más hundido en la miseria.
La publicidad engañosa es lo que prima en este país. Lo que antes era delito hoy incluso se subvenciona. Anuncian medicamentos y alimentos por las diferentes televisiones poniéndolos como productos milagrosos (incluso pastillas para adelgazar que pueden destrozar el hígado de las personas) y, al cabo de muchos años de pleitos por parte del ciudadano sensato, se demuestra que dichos elementos contienen componentes tóxicos: los fabricantes se enriquecen y el consumidor se muere.
Sí, acá todo llega demasiado tarde (si es que llega o siguen ocultando las muchas realidades), y en el reciente chispacito han retirado del mercado 7.000 víveres que llegaban a las casas de los españoles con el logotipo delicatessen. ¿Recuerdan el tan cacareado anuncio de Sanidad de la retirada de productos procesados y la obligatoriedad de poner los etiquetados en nuestra legua vernácula, con letras lo suficientemente visibles para que el consumidor pueda leerlo sin necesidad de tener que llevar una lupa? Mentira, pues ni han dejado de comercializarse ni se ha aumentado el tamaño de la letra.
Una de las sustancias mas peligrosas es la que se utiliza como plaguicida y, si bien desde hace infinidad de años está prohibida en la vida europea, en España ha estado entrando (sigue entrando) y comercializándose en todos los productos provenientes de otros países extranjeros. Elementos tóxicos o potencialmente cancerígenos que se encuentran en los alimentos más cotidianos.
Sí, demasiado tarde para miles, millones de personas víctimas de estos atropellos, de la vista gorda de quienes deberían inspeccionar y controlar todos los alimentos que entran en el país. La comunidad científica lleva muchos años advirtiendo de que estamos expuestos a más de 350.000 tóxicos que se cuelan en nuestros alimentos.
¡Ojo al dato! Otro de los tóxicos es un herbicida llamado glifosato, un producto químico que se utiliza principalmente para erradicar las malas hierbas en el campo y que, pese a que en el año 2015 la OMS lo calificó como “probablemente cancerígeno”, su utilización está permitida en España.
La agricultura ecológica siempre ha sido mi respuesta
Las enfermedades crónicas están aumentando debido al medio ambiente, y no a cambios genéticos, explica el biólogo francés Giller-Eric Seralini, que en el año 2012 publicó un estudio sobre la toxicidad del Roundup, republicado en el 2014 tras ser revisado por pares confirmando sus daños. Y todo ello se debe a los venenos crónicos que hay en el medio ambiente, diseñados para ser fumigados por todas partes, como los pesticidas.
El plástico, otro de los contaminantes cancerígenos que comemos diariamente, dado que hasta las grandes piezas de carne son distribuidas a las carnicerías, pequeñas y de grandes supermercados, envasadas al vacío. La cantidad de microplásticos que atraviesan nuestro tacto intestinal a la semana equivale a una tarjeta de crédito de cinco o seis gramos, según advierten los grandes expertos.
Es más, investigadores de la Universidad de Medicina de Viena, han encontrado que, con el agua embotellada en plástico, al beber entre litro y medio y dos litros diarios, se llegan a consumir 90.000 partículas de plástico anuales. ¿Permiso para matar? Los mares y los ríos están totalmente contaminados. El plástico está hecho con gas, con petróleo que se refina en etano y propano. Después del proceso llamado “craqueo”, se convierte en etileno y propileno.
A los mandatarios de todos los países que tienen la desvergüenza de llamar del “primer mundo”, especialmente a los de España, yo les invitaría a mi buhardilla para ofrecerles unos tragos de petróleo con pinchos de chorizo picón, a ver si de esta manera se les enciende la mente y se les abre el corazón.
Cada día más cáncer, cada día más muertes y cada vez más políticos con menos conciencia (analfabetos funcionales, como diría Voltaire), dado que todos apuestan por la plata fácil y no se quitan las gafas de culo de botella nada más que para comprobar el lleno total de sus voluminosas alcancías. El enanismo y la mediocridad nunca han generado activos humanos, felices y satisfechos. Todo lo contrario, propician que las instituciones no progresen y se extingan.
¿Cómo se puede nombrar como ministros de Sanidad a un filósofo, a una licenciada en Derecho en la Universidad de La Laguna (Tenerife), en una época en la que el nivel era tan bajo que nadie les quería para trabajar? Ministra Carolina Darías: Vos es canaria de nacimiento, yo lo soy de adopción y de corazón, y como allá nos conocemos todos, debería dejar la cartera para dar paso a una persona con grandes conocimientos de la medicina y de la gestión, porque, al igual que su predecesor, hasta el más inmune de los españoles vamos a terminar yaciendo sin querer nacer.
Y como el periodismo de hoy está atrapado entre las redes sociales, las notas de prensa, en copia y pega, nadie sale a la calle en busca de la verdad y la documentación que avala lo que se publica, pues a tragar se ha dicho todo lo que les pongan en el pesebre. ¡Qué lástima! La investigación y la información, una rara avis en una profesión retorcida por el paso del tiempo y seriamente dañada. Yo he sido siempre el látigo periodístico que nunca se ha casado con nadie. Los años me han confirmado que aún quedamos algunos, muy pocos, que seguimos corriendo detrás de la verdad y que sí hemos sido imprescindibles.
Recordamos que SALUD A DIARIO es un medio de comunicación que difunde información de carácter general relacionada con distintos ámbitos sociosanitarios, por lo que NO RESPONDEMOS a consultas concretas sobre casos médicos o asistenciales particulares. Las noticias que publicamos no sustituyen a la información, el diagnóstico y/o tratamiento o a las recomendaciones QUE DEBE FACILITAR UN PROFESIONAL SANITARIO ante una situación asistencial determinada.
SALUD A DIARIO se reserva el derecho de no publicar o de suprimir todos aquellos comentarios contrarios a las leyes españolas o que resulten injuriantes, así como los que vulneren el respeto a la dignidad de la persona o sean discriminatorios. No se publicarán datos de contacto privados ni serán aprobados comentarios que contengan 'spam', mensajes publicitarios o enlaces incluidos por el autor con intención comercial.
En cualquier caso, SALUD A DIARIO no se hace responsable de las opiniones vertidas por los usuarios a través de los canales de participación establecidos, y se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso cualquier contenido generado en los espacios de participación que considere fuera de tema o inapropiados para su publicación.
* Campos obligatorios