Dos millones de personas en España tienen disfagia, que es la dificultad para tragar alimentos, líquidos, medicamentos e incluso la propia saliva. Se estima que afecta a entre el 2 % y el 16 % de la población, y cerca del 90 % de los ciudadanos que sufren este trastorno no están diagnosticados ni correctamente tratados.
Así se explica desde la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), cuyos profesionales también destacan las consecuencias asociadas a la disfagia, como problemas de deshidratación, desnutrición, complicaciones infecciosas respiratorias e incluso episodios de asfixia y muerte.
Con motivo del Día de la Disfagia, que se conmemora el 12 de diciembre, la Dra. Paola Díaz Borrego, presidenta de la Sociedad de Rehabilitación Foniátrica (SOREFON), filial de la SERMEF, señala que cerca del 30 % de los ingresos hospitalarios está relacionado con un trastorno de deglución, que conlleva un aumento del 40 % de la estancia hospitalaria y del gasto sanitario global. Además, los pacientes que presentan disfagia al alta hospitalaria tienen aproximadamente cuatro veces más probabilidades de ser reingresados dentro de los 30 días posteriores y un aumento del riesgo de mortalidad intrahospitalaria 13 veces mayor.
“La disfagia es un trastorno que puede afectar a la persona a cualquier edad, desde el nacimiento hasta edades avanzadas”, indica la especialista, quien aclara que las causas de este trastorno son múltiples, “desde patologías neurológicas, oncológicas y/o del desarrollo en el niño” hasta prematuridad o un origen quirúrgico. También puede estar asociada al envejecimiento, como la presbifagia, a la sarcopenia o a una inmovilización prolongada (como en ingresos en UCI) o responder a causas “farmacológicas, multifactoriales o idiopáticas”.
Según resalta la Dra. Díaz Borrego, “la disfagia tiene un efecto doble sobre la persona que la padece”, además de la repercusión que supone para sus familiares y cuidadores: “La presencia de atragantamientos frecuentes, la necesidad de una adaptación de la dieta o de una vía alternativa de alimentación (sonda), la falta de disfrute de los alimentos y la reducción de la participación en actividades cotidianas como consecuencia de dichos síntomas puede conducir al aislamiento social, que puede tener importantes consecuencias psicológicas para el individuo, sus cuidadores y su familia”.
El abordaje de la disfagia
En este contexto, la experta de la SERMEF recuerda que los médicos especialistas en medicina física y rehabilitación atienden desde hace años a estos pacientes en sus consultas y unidades. “Los trastornos de la deglución generan una discapacidad que debe ser manejada por el equipo rehabilitador de forma precoz y orientada a recuperar o habilitar la capacidad de alimentación de forma segura y eficaz. El abordaje inter y multidisciplinar de la disfagia reduce las complicaciones, la morbilidad y la mortalidad, el gasto sanitario y mejora la calidad de vida de los pacientes a nivel biopsicosocial”, subraya.

Por ello, añade, “se debería trabajar para alcanzar una mejora en la coordinación de los profesionales del ámbito sanitario, a todos los niveles”: “médicos rehabilitadores, endocrinos, internistas, pediatras, neurólogos, otorrinolaringólogos, digestivos, neonatólogos, intensivistas, geriatras, cirujanos maxilofaciales y otros profesionales sanitarios, como logopedas, terapeutas ocupacionales, dietistas, fisioterapeutas, etc.”. Además, la especialista destaca “el papel de la Atención Primaria en el diagnóstico de la disfagia, la visión de los cuidadores y los screenigns con los que se pueden prevenir ingresos, complicaciones y los casos más severos”.
El perfil de los pacientes con disfagia
Recientemente, desde la SOREFON se ha realizado un análisis de la asistencia que prestan los médicos rehabilitadores dedicados a la foniatría a las personas con disfagia. El 49 % de los especialistas de la muestra atienden a pacientes en edad adulta, aunque el 35 % evalúa tanto a adultos como a afectados en edad pediátrica. Suelen ser profesionales que trabajan en un hospital de tercer nivel (65,8 %), y el 76 % de los encuestados realizan un abordaje tanto en el ámbito intrahospitalario como extrahospitalario (de forma ambulatoria).
El tiempo que estos médicos dedican al abordaje de la disfagia en el contexto de su actividad general se sitúa entre uno (52,2 %) y dos días (20,9 %) a la semana, aunque el 14,9 % de los encuestados llegan a dedicar hasta los cinco días a la semana a este área.
En general, en los servicios de Rehabilitación se atienden todos los tipos de disfagia en cerca del 60 % de los casos, siendo la neurológica la más frecuente (41 %). El médico rehabilitador que se dedica a la disfagia orofaríngea suele trabajar en equipo con otros profesionales, tanto médicos como terapeutas (cerca del 97 % de los casos), generalmente con logopedas adscritos al centro de trabajo (no externos). Los especialistas habitualmente integrados en dicho equipo, por orden de frecuencia serían: otorrinolaringólogos, endocrinos, neurólogos, digestólogos, internistas, pediatras y radiólogos.
En cuanto a las posibilidades terapéuticas incluidas en los centros que han participado en el análisis, incluyen intervenciones indirectas y/o directas de la deglución y la educación sobre alimentación y deglución al paciente y familiares en cerca del 80 % de los casos. Además, el 30 % de los encuestados utiliza técnicas intervencionistas en los trastornos de la deglución.
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