Se estima que alrededor de 20 centros hospitalarios españoles cuentan en su plantilla con radiólogos vasculares intervencionistas especializados en tratar la embolia pulmonar, una afección que se produce por la obstrucción o bloqueo de las arterias pulmonares (o de sus ramificaciones) por un coágulo sanguíneo originado generalmente en las venas de las piernas o la pelvis, denominado trombo venoso. Hablamos de una condición potencialmente mortal.
No en vano, se considera la tercera causa de muerte intrahospitalaria de origen vascular después del infarto agudo de miocardio y el ictus. De ahí la importancia que tiene conocer los síntomas más característicos para un diagnóstico precoz.
“Un diagnóstico y tratamiento tempranos son esenciales para reducir significativamente el riesgo de complicaciones graves o mortales”, afirma el doctor José Andrés Guirola, facultativo especialista del Área de Radiología Vascular Intervencionista del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y miembro de la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI), que señala que, aunque los síntomas pueden variar según la gravedad, en general se manifiestan con dificultad para respirar, dolor torácico que puede empeorar con la respiración profunda, tos que puede producir sangrado en algunos casos, sudoración excesiva, pulso acelerado, mareos o desmayos, hinchazón, dolor o sensibilidad en la pierna y enrojecimiento, decoloración y sensación de calor en la zona afectada por el coágulo.
Tratamientos para el tromboembolismo pulmonar
En el tratamiento del tromboembolismo pulmonar, señala el experto, los anticoagulantes suelen ser “la piedra angular”. Sin embargo, matiza, en casos extremos con alto riesgo de mortalidad, un incremento de los marcadores biológicos de daño miocárdico y la evidencia de disfunción ventricular derecha serían hallazgos indicativos para realizar un tratamiento de manera urgente.
“En los casos de inestabilidad hemodinámica, el uso de fármacos intravenosos fibrinolíticos suele ser el primer paso y, si estos no son efectivos (así como en el caso de pacientes que presenten contraindicaciones para los anticoagulantes), se actuaría de manera precoz con técnicas endovasculares”, argumenta el doctor Guirola, que explica que el radiólogo intervencionista puede intervenir en estos casos y realizar distintos procedimientos como la trombólisis directa con catéter (para romper los coágulos) o la introducción de medicamentos directamente en el trombo para su disolución (trombólisis farmacológica directa o local).
“La mayoría de los centros, no obstante, han evolucionado del tratamiento convencional con catéter (fragmentación y fibrinolisis local) a utilizar sistemas más avanzados de trombectomía percutánea, reduciendo de esta forma el uso de fármacos fibrinolíticos y evitando complicaciones hemorrágicas en los pacientes”, afirma el portavoz de la SERVEI.
Beneficios de la trombectomía percutánea
La trombectomía percutánea es un procedimiento mínimamente invasivo en el cual se introduce un catéter de alto calibre a través de la piel (por la vena yugular o la vena femoral) y se dirige hasta alcanzar el lugar en el que se encuentra el tromboembolismo pulmonar. Una vez localizado y en posición, el coágulo puede ser extraído mediante aspiración; en la actualidad se dispone, además, de sistemas de aspiración inteligente que, al diferenciar entre la presencia de trombo o flujo libre, evitan pérdidas excesivas de sangre.
“La trombectomía percutánea es bastante efectiva, especialmente en pacientes con tromboembolismo pulmonar masivo o submasivo que puedan presentar inestabilidad hemodinámica”, comenta el doctor José Andrés Guirola, que señala que esta intervención presenta numerosas ventajas para los pacientes, entre ellas una restauración rápida de la perfusión pulmonar, disminuyendo considerablemente la presión de la arteria pulmonar, lo que a su vez reduce la sobrecarga al ventrículo derecho; la reducción del riesgo de desarrollar hipertensión pulmonar crónica en un futuro, la reducción del riesgo de complicaciones relacionadas con el tromboembolismo pulmonar y una recuperación más rápida de los pacientes con menor estancia hospitalaria, especialmente en UCI, en comparación con los procedimientos quirúrgicos abiertos.
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