Después de la piel, el ojo es el órgano del cuerpo que sufre más daños a consecuencia de los efectos de los rayos ultravioleta (UV), sobre todo si practicamos deporte o cualquier tipo de actividad al aire libre y, en mayor medida, si estamos en alta montaña o en zonas con nieve, que actúa como espejo reflectante. Por supuesto, también en la playa o en el campo durante los meses de primavera y verano, cuando la radiación solar es cada vez mayor.
Por este motivo, las gafas de sol se convierten en el aliado perfecto “durante todo el año” para prevenir la aparición de determinadas enfermedades de los ojos o la degeneración ocular asociada a la edad, que se favorece con la exposición a la luz del sol y a la radiación ultravioleta, tal y como indica el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL).
Pero para que el uso de gafas de sol sea efectivo es necesario tener en cuenta dos aspectos fundamentales. Por un lado, que los filtros sean los adecuados en cada momento y para cada persona; y por otro, que las lentes estén homologadas y sean adquiridas en establecimientos sanitarios autorizados, capaces de garantizar los controles de calidad necesarios.
“No hay que olvidar que el efecto del sol es acumulativo, lo cual, llevado a nivel de cristalino y retina –partes esenciales en el buen funcionamiento de la visión–, nos hace valorar que una buena protección hoy es un seguro para la visión del mañana”, asegura la decana de COOCYL, Inmaculada Aparicio, quien añade: “Los ópticos-optometristas nos encargamos de asesorar al usuario para que pueda escoger el tipo de gafas de sol más adecuado en función de las actividades que se realicen, preservando así su salud ocular”. Porque tampoco es lo mismo utilizar unas gafas en días nublados que en soleados, o en la playa que en la montaña, ni mucho menos todas están habilitadas para utilizarlas al conducir un vehículo.
Menos del 17% de las gafas se adquieren en establecimientos sanitarios de óptica
Sin embargo, la realidad en España dista mucho de estos consejos fundamentales, ya que, según recoge el último ‘Libro Blanco de la Visión 2018’, de los 20 millones de gafas de sol que se venden al año en nuestro país, sólo un 16,9% (3,4 millones) se adquieren en las ópticas; y lo que es más grave, casi el doble se compra en ‘top manta’ y mercadillos (en concreto, el 32,1%, casi 6,5 millones de unidades). Otros lugares autorizados, pero en los que no se cuenta con el asesoramiento de un profesional sanitario óptico-optometrista, son tiendas de deporte (3% de las ventas), grandes almacenes o tiendas de moda (23%), bazares, pequeños comercios o gasolineras (8%) o a partir de ofertas y promociones en prensa escrita o revistas (11%).
“Los ópticos-optometristas tampoco nos olvidamos del valor que tiene la gafa de sol como artículo de moda. Se pueden combinar los diseños más actuales con nuevos materiales, tanto en monturas como en cristales, pero siempre adecuándolos a las necesidades personales que requiere la salud visual”, añade Inmaculada Aparicio.
Con todo, COOCYL señala los principales riesgos que entraña la falta de una adecuada protección solar y las principales características que deben tener unas gafas de sol correctamente homologadas, así como los filtros adecuados para cada uso.
Es fundamental la utilización de lentes con filtros especiales que respondan, como mínimo, a dos finalidades prioritarias: impedir que lleguen al ojo las radiaciones dañinas, como son el infrarrojo y el ultravioleta, y reducir la intensidad de las radiaciones visibles para evitar el deslumbramiento y proporcionar una visión nítida y confortable.
¿Qué lesiones produce la radiación solar en los ojos?
EN LA CÓRNEA: los rayos UVB pueden provocar queratitis, como suele ocurrirles a los esquiadores en la nieve. Esta lesión corneal provoca fotofobia y una sensación de arenilla dentro de los ojos.
EN LA CONJUNTIVA: los rayos UVA y UVB pueden causar pterigion, una membrana vascularizada que invade la córnea y progresa hacia la pupila, o pinguécula, lesión de color amarillento cerca del limbo corneal.
EN EL CRISTALINO: la opacificación del cristalino es la acción más habitual de los rayos UVB, lo que da lugar a las cataratas.
EN LA RETINA: la radiación del sol puede llegar a “quemar” la zona foveolar de la retina, por ejemplo, si vemos un eclipse solar sin la protección adecuada. Además, puede haber una relación entre la radiación solar y la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
EN LOS PÁRPADOS: el sol puede provocar lesiones cutáneas que pueden favorecer el desarrollo de un cáncer en la piel de los párpados.
¿Qué condiciones deben tener las gafas de sol?
Las gafas de sol deben cumplir los siguientes requisitos, como mínimo:
-. En algún lugar de las varillas deben llevar el marcado “CE” de conformidad europea de forma indeleble, la identificación del fabricante o distribuidor en la Unión Europea y la referencia del modelo de la gafa, por lo menos.
-. Los lentes deben reducir la intensidad del espectro o luz visible, la luminosidad, por lo que en las varillas y/o en las lentes debe figurar de forma indeleble la categoría del filtro solar de los lentes del 1 al 4.
-. De la misma manera que cada persona posee un estilo de vida diferente, las lentes o filtros solares deben adaptarse a distintas necesidades y condiciones de temperatura y luminancia.
-. Existen cinco tipos diferentes de filtros solares, clasificados según la norma ISO 8980-3, en función de la menor o mayor capacidad de absorción lumínica que posean, estando encuadradas la mayoría en la categoría 2 o 3.
Categorías solares
Este número de filtro (0, 1, 2, 3, 4) indica la cantidad de absorción lumínica visible. Y no debe confundirse con el color de las lentes. Algunas lentes blancas filtran el 100% de la radiación UV, mientras que otras muy oscuras de baja calidad no filtran correctamente la luz UVA, pero sí la visible, favoreciendo una mayor dilatación pupilar y, como consecuencia, un incremento de la radiación que reciben los ojos.
• Categoría 0. Entran en este grupo aquellas gafas con lentes muy claras, capaz de absorber de 0% a 19% de luz. Suelen ser utilizadas sobre todo en interiores, de noche y en exteriores cuando existan cielos cubiertos. Son aptas para la conducción en cualquier circunstancia.
• Categoría 1. Este tipo de filtro es capaz de absorber entre un 20% y un 56% de luz gracias a sus lentes ligeramente coloreadas. Se utilizan sobre todo en condiciones de luminosidad leve (zonas urbanas). No son aptas para la conducción nocturna.
• Categoría 2. Se caracterizan por tener unas lentes medianamente coloreadas, capaces de absorber entre el 57% al 81% de luz. Suelen ser utilizadas en condiciones de luz solar media. No son aptas para la conducción nocturna.
• Categoría 3. Gracias al tinte de sus lentes, su uso es óptimo cuando existan condiciones de luminosidad bastante altas (primavera, verano, playa, montaña y zonas al aire libre), ya que son capaces de bloquear entre un 82% y un 92% de luz. No son aptas para la conducción nocturna.
• Categoría 4. Este tipo de gafas están indicadas para ser utilizadas en zonas de alta montaña, esquí o actividades y deportes acuáticos, donde la incidencia del sol es extrema y en la que también entra en juego la reflexión lumínica sobre las superficies (nieve o agua). Debido a que son capaces de absorber hasta el 98% de la luz, no son válidas para ser utilizadas para la conducción ni siquiera de día.
Cada gafa debe ir acompañada de un folleto o instrucciones para el usuario en el idioma oficial en donde debe indicarse, por lo menos:
– Nombre y dirección del fabricante o distribuidor en la UE.
– Referencia de la norma europea (UNE EN 1836).
– Características de uso.
– Advertencia de riesgos y restricciones de uso.
– Explicación y marcado relativo al grado de protección a la luz y radiación UV.
– Normas de limpieza y mantenimiento.
Tipos de filtros solares
Además de la categoría que presente, el óptico-optometrista también aconseja al usuario qué color o tipo de lente debería utilizar en función de sus necesidades. Los filtros o lentes deben considerar las condiciones visuales del usuario, su edad y el confort durante su uso.
Los colores de filtros de protección solar más utilizados son el marrón, el verde y el gris. Todos ellos deben aumentar el contraste y permitir la percepción de los colores con muy pocas alteraciones.
Los filtros FOTOCROMÁTICOS se adaptan a la intensidad lumínica y de radiación UV del ambiente, oscureciéndose o aclarándose proporcionalmente al ultravioleta que reciben. O sea, que de noche o con luz artificial son claras o transparentes, pero con luz solar se van coloreando, dependiendo de la intensidad de la misma.
Los filtros POLARIZADOS, además de filtrar el exceso de luminancia, eliminan los reflejos horizontales que pueden llegarnos del agua, el asfalto o superficies brillantes, evitando el deslumbramiento.
Las lentes de sol polarizadas son especialmente interesantes para cierto tipo de actividades al aire libre como conducir, pescar, deportes acuáticos y de nieve, aunque también nos benefician en otras muchas situaciones.
Los filtros ESPEJADOS están especialmente recomendados para practicar deportes náuticos y en ambientes deslumbrantes, ya que cuentan con un revestimiento en su superficie que les permite reflejar parte de la luz, impidiendo que esta llegue al ojo.
Gafas de sol para niños y adolescentes
En el caso de los niños y adolescentes, la necesidad de utilizar gafas de sol homologadas que cumplan la normativa es aún mayor, ya que los ojos del niño resultan más vulnerables que los del adulto, porque la pupila permanece más dilatada y la pigmentación del ojo, que actúa como barrera protectora, se va oscureciendo con el paso del tiempo.
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