Este domingo se conmemora el Día Mundial de la Meningitis, caracterizada por la inflamación de las membranas (meninges) que recubren el cerebro y la médula espinal.
La meningitis es una emergencia médica, puesto que resulta clave un diagnóstico y un tratamiento precoz para evitar las secuelas y la mortalidad asociada a esta enfermedad que continúa siendo una de las primeras causas de discapacidad neurológica a nivel mundial.
Por todo ello, la OMS publicó en octubre de 2020 el documento Derrotar a la meningitis para 2030: una hoja de ruta mundial, en el que España participa desde diferentes instituciones. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se declaran en España unos 1.000 casos de meningitis grave.
No obstante, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica publicó hace poco más de dos meses los últimos datos sobre el número de personas afectadas por enfermedad meningocócica en nuestro país durante el último año. En plena pandemia por covid-19, los casos de meningitis descendieron más de un 31% respecto al año anterior. Según los especialistas de la SEN, entre las causas que apuntan a este descenso se encuentran la restricción de movimientos, las medidas de protección frente al SARS-CoV-2 y la introducción en el calendario de vacunación de la Men ACWY en adolescentes, a la espera de que se llegue a un consenso para la inclusión de la vacuna del meningococo B en el calendario vacunal nacional.
Mascarillas y medidas de higiene han reducido las infecciones
“La utilización de mascarillas y la desinfección de manos y superficies que se ha implantado a raíz de la pandemia han ayudado a reducir los casos de meningitis estos dos últimos años. Confiamos que los hábitos de higiene inculcados, así como la cultura de vacunación actual, contribuyan a mantener este ritmo de descenso”, señala la Dra. Marta Guillán, secretaria del Grupo de Estudio de Neurología Critica e Intensivista de la sociedad científica.
Como explica la especialista, “existen varios tipos de meningitis según su causa, pero la más común es la meningitis viral, producida cuando un virus consigue penetrar en el organismo, generalmente a través de las vías respiratorias y éste infecta las meninges que recubren el sistema nervioso central”.
“Menos comunes, pero más graves, son las meningitis causadas por bacterias, y aún menos frecuentes las producidas por parásitos, hongos o por causas no infecciosas, como reacciones químicas o alteración del sistema inmune. La buena noticia es que actualmente disponemos de vacunas eficaces para casi todas estas bacterias y que se trabaja en disminuir la brecha vacunal entre comunidades y con respecto a las recomendaciones realizadas por las principales sociedades científicas”, añade.
En este sentido, la Dra. Guillán subraya que desde las asociaciones médicas “se promueve la consecución de un calendario de vacunaciones único para asegurar la equidad en la prevención de la enfermedad”, para lo que se dispone “del Calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida 2022, elaborado por Consejo Interterritorial del SNS, y de las recomendaciones que anualmente realiza la Asociación Española de Pediatría“.
Mortalidad y secuelas asociadas
En España, casi el 90% de los casos de meningitis que se producen cada año son debidos a infecciones causadas por agentes víricos o bacterianos. Los niños menores de 5 años y los jóvenes de entre 15 y 24 años son los grupos poblacionales que se ven afectados con más frecuencia por esta enfermedad. Como apuntan los neurólogos de la SEN, la tasa de mortalidad asociada a esta patología es del 10%, y deja secuelas en más del 20% de los supervivientes, como discapacidad motora e intelectual, sordera y epilepsia.
Una de las meningitis más temidas es la producida por la bacteria Neisseria meningitidis, el meningococo, una infección bacteriana aguda y grave que, si bien en algunos casos se limita a infectar solo a las meninges, también se puede expandir a la sangre. Si es así, se denomina sepsis meningocócica, y es la primera causa de muerte por infección en niños y adolescentes en nuestro país.
Si bien cualquier persona puede padecer meningitis en cualquier momento de su vida, “la edad es un factor de riesgo importante, siendo más frecuente en menores de 20 años”, señala la Dra. Marta Guillán. “Otros factores de riesgo para contraer la enfermedad son no haber completado el calendario recomendado de vacunación para niños o adultos, padecer alguna enfermedad que comprometa el sistema inmunitario o vivir en entornos comunitarios o de hacinamiento, ya que las bacterias y virus causantes de la meningitis se propagan por las vías respiratorias, y es más fácil que se contagien cuando se convive en grandes grupos”, añade la especialista.
Síntomas de la meningitis
Aunque no todos los casos que se producen cada año en España se llegan a diagnosticar, porque en muchas ocasiones los síntomas se confunden con un catarro o con una gripe y no todas las infecciones presentan la misma gravedad, las complicaciones de la meningitis pueden ser muy graves sin el tratamiento adecuado. Por ello, cuanto más tiempo pase sin que una persona reciba valoración médica, mayor será el riesgo de mortalidad o de sufrir daños neurológicos permanentes.
“Por esa razón, ante una fiebre súbita, dolor de cabeza fuerte y/o la presencia de rigidez en el cuello o náuseas o vómitos, es necesario buscar atención médica inmediata. En los bebés, además de estos signos, la aparición de manchas de color púrpura que se extienden por todo el cuerpo, el abombamiento de las fontanelas en la parte superior de la cabeza o el llanto constante y la dificultad para despertar del sueño también pueden ser síntomas de esta enfermedad”, comenta la Dra. Guillán.
Si bien muchos de los casos de meningitis que se producen cada año no necesitarán tratamiento específico por tratarse de infecciones leves, “en los casos graves la identificación del agente causal es muy importante“. En este sentido, la especialista de la SEN apunta que los nuevos métodos diagnósticos, “como las PCR multiparamétricas y la secuenciación metagenómica de próxima generación en el ARN del líquido cefalorraquídeo, pueden identificar más patógenos con mayor rapidez y establecer así el tratamiento adecuado para cada caso”.
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