Un estudio publicado en la revista ‘Clinical Infectious Diseases’ ha demostrado que la terapia con virus bacteriófagos o fagos para tratar infecciones por bacterias multirresistentes es segura y resulta eficaz en más del 50% de los casos.
El trabajo ha analizado 20 casos de uso compasivo de este tratamiento basado en bacteriófagos, que se utiliza solo en pacientes muy complejos y en los cuales la terapia con antibióticos no ha dado los resultados esperados. El Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona ha participado en la investigación con dos pacientes.
Como se explica desde el hospital catalán, cada vez existen más microbacterias resistentes a los antibióticos. Las infecciones con micobacterias no tuberculosas, como Mycobacteriumabscessus, resultan especialmente complicadas de tratar y necesitan de dosis muy elevadas y prolongadas de antibióticos, con el consecuente incremento de efectos secundarios no deseados. Un sector de la población especialmente vulnerable a estas infecciones son los pacientes con fibrosis quística o con otras patologías que provocan la dilatación crónica de los bronquios, ya que parten de una base clínica complicada. “Este aumento de las resistencias a los antibióticos nos obliga a buscar nuevas terapias para aquellos pacientes para los cuales el tratamiento tradicional ya no es suficiente”, explica una de las autoras del estudio, la Dra. Cristina Berastegui, del servicio de Neumología del Vall d’Hebron y del grupo de investigación de Neumología del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR).
El reto: encontrar los bacteriófagos adecuados en cada caso
Los bacteriófagos son virus que infectan las bacterias: utilizan las bacterias como célula huésped para replicarse y, en este proceso, la bacteria se destruye. La dificultad de la terapia radica en encontrar el fago adecuado para cada caso, es decir, un bacteriófago capaz de infectar la bacteria presente en el paciente. En el estudio, una vez seleccionado el fago, el equipo médico lo inyectaba a los pacientes, y en algunos casos se complementó con la administración por aerosol del mismo virus.

Según se aclara desde el Vall d’Hebron, el uso de esta terapia no sustituye el tratamiento con antibióticos, sino que lo complementa. El objetivo final es tener una reducción suficientemente significativa de la colonia de bacterias para permitir que los medicamentos tradicionales hagan su trabajo y erradiquen la infección o, al menos, reduzcan su alcance y mejoren el cuadro clínico del paciente.
De los 20 pacientes analizados en la investigación, 11 presentaron mejoras significativas, cuatro no tuvieron ninguna respuesta y en cinco se observaron resultados no conclusivos. En este sentido, el equipo reconoce que la limitada medida de la muestra y la complejidad de todos los casos presentados dificulta la extracción de conclusiones claras sobre qué factores determinan el éxito o el fracaso del tratamiento. No obstante, ningún paciente hizo rechazo, aunque ocho crearon anticuerpos contra los virus. Aun así, apuntan los investigadores, estas respuestas del sistema inmunitario no se pudieron relacionar con el éxito o el fracaso de la terapia.
Un tratamiento pensado para casos muy específicos
La Dra. Susana Gómez, del grupo de investigación de Neumología del VHIR, explica que el objetivo “no es crear un nuevo tratamiento que se pueda extender a todo el mundo, sino dar respuesta a casos de alta complejidad cuando los tratamientos convencionales han fracasado”. La principal limitación para hacer un uso más masivo de esta técnica es que necesita un alto grado de personalización. “Tenemos una librería pequeña de virus, y cada uno ataca solo a unas bacterias concretas. Aparejar la bacteria presente en el paciente con su bacteriófago es un proceso laborioso y, a veces, imposible”, subraya.
Por eso, enfocan el tratamiento a un uso compasivo para pacientes con enfermedades respiratorias previas y en los que el tratamiento antibiótico no es eficaz. “Son casos muy complicados y a los que hasta ahora no se podía dar ninguna solución”, explica la Dra. Berastegui. “Esta terapia les da una nueva oportunidad”, agrega.
El equipo investigador espera que con nuevos estudios y más investigación se pueda ampliar el catálogo de bacteriófagos disponibles, y así poder ampliar también los potenciales beneficiarios.
Referencia científica:
Rebekah M Dedrick et al. ‘Terapia con fagos de las infecciones por micobacterias: uso compasivo de fagos en 20 pacientes con enfermedades micobacterianas resistentes a los medicamentos’, Clinical Infectious Diseases. https://doi.org/10.1093/cid/ciac453
Fuente: Vall d’Hebron
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