A diario vemos y oímos algunas noticias alarmantes que informan acerca del derretimiento de los casquetes polares, la progresiva acidificación de los océanos, el calentamiento global, el cambio climático…
También la contaminación, los residuos tóxicos, los modelos económicos depredadores y muchos procesos industriales que causan daños al ambiente y sufrimiento a las comunidades. De hecho, estos enunciados se sustentan en un cúmulo de evidencias que ilustran la forma en que los seres humanos están devorando los recursos y la biodiversidad del planeta.
¿Qué se puede hacer? Aun cuando el desafío luce complejo para las naciones y las organizaciones supranacionales, llamadas a implementar metas y derechos medioambientales de gran calado, las personas comunes y corrientes podemos hacer cambios en el estilo de vida y llevar a cabo pequeñas acciones cotidianas con repercusiones positivas en el cuidado de la casa común.
La suerte no está echada, y cada quien tiene a su alcance algo que hacer por la tierra. Nuestras acciones, ancladas en la responsabilidad individual y conectadas en comunidades organizadas, hacen mucho en los foros donde se dirimen los reclamos por preservar y poner en valor los ecosistemas, los recursos, las especies, la salud.
La covid-19 nos dejó una dura lección. A día de hoy, somos más conscientes de cuán frágiles y vulnerables somos como individuos, familias y comunidades. También sabemos que juntos somos más fuertes. La pandemia nos hizo ver la interdependencia entre todos los sistemas, en sintonía con el mensaje que nos hace llegar el Papa Francisco en el Laudato Sí y Querida Amazonía: “Todo está conectado: así como los distintos componentes del planeta –físicos, químicos y biológicos– están relacionados entre sí, también las especies vivas conforman una red que nunca terminamos de reconocer y comprender” (LS 138 en).
Hagamos causa común para combatir el gesto descuidado hacia el planeta, es hora de aportar el granito de arena actuando en favor de nuestro entorno. Aprovechemos este 22 de abril, Día de la Tierra, para renovar el compromiso y dar visibilidad a las iniciativas locales emprendidas por Cáritas Salamanca para concienciar a la comunidad salmantina en favor del ambiente.
Todos son bienvenidos a la campaña Si cuidas el planeta, combates la pobreza; a través de ella, muchas voluntades pueden sumarse al trabajo que se está dando en muchos frentes en pro de “(…) la justicia universal, en la atención a las personas más vulnerables, en la cooperación mundial, en la defensa de los derechos humanos, en el desarrollo sostenible y en el cuidado de nuestro planeta para afrontar la crisis del sistema que nos ha planteado la covid-19” (caritasalamanca.org).
Apostemos por un modelo alternativo de desarrollo en el que las personas sean protagonistas y sientan que pueden hacer algo para preservar y cuidar una herencia rica y diversa para las generaciones futuras. El planeta en el que habitamos es nuestra única gran casa común.
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